El Atlético estrenó 2019 con un multitudinario entrenamiento en el Wanda Metropolitano. El equipo de Simeone recibió el calor de 10.134 aficionados colchoneros que animaron a los jugadores como si de un partido se tratara. Durante algo más de una hora, los futbolistas sacaron los aplausos y las risas de la hinchada, aunque con la mente puesta ya en el encuentro del domingo en el Pizjuán.
La sesión no contó con Filipe ni con Lucas, que hicieron recuperación en el Cerro del Espino. Tampoco salió Diego Costa, que ya está en Madrid, pero se quedó en el gimnasio haciendo trabajo de readaptación. Así que Simeone tiró de cantera para completar el grupo con Dos Santos, Joaquín, Montero, Borja Garcés y Roro. Y también estuvo en el Metropolitano Giménez, ya recuperado de la lesión muscular que sufrió hace tres semanas. Por precaución, no participó en el partidillo, pero mostró buenas sensaciones en el resto de ejercicios y en principio estará disponible para medirse al Sevilla este domingo (16.15). El uruguayo fue, por cierto, uno de los más aclamados por la afición atlética, junto a Oblak, Godín y el Cholo.
El técnico no dio pistas del once que formará para el primer encuentro de 2019. En el partido a medio campo que preparó para el tramo final del entrenamiento mezcló a titulares y suplentes, con muchos de ellos fuera de su posición. Por ejemplo, Savic jugó de delantero centro y levantó a la grada con una chilena que se estrelló en el larguero. Y hubo buenos goles, como uno de Saúl, que celebró haciendo el arquero. También marcó Griezmann, y bailó por ello. Y regates, como los de Gelson y Lemar. Y al final, el “campeones, campeones” para jalear al ganador.
Antes, el cuerpo técnico preparó ejercicios de calentamiento y, luego, de remate a portería. Fue el que más gustó a la afición, que cantaba los goles (y los jugadores los celebraban) o lamentaba con un “uyyy” cuando el balón salía fuera. Una sesión relajada, enmarcada en el buen ambiente de la grada, llena de niños que disfrutaron de una mañana de vacaciones en el Metropolitano. Por eso, tras el pitido final, Simeone y los jugadores lanzaron balones y se quedaron firmando autógrafos.
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