Los aficionados del Athletic dieron ayer una lección en La Coruña, de donde se llevaron el único sobresaliente entre los expedicionarios rojiblancos. Toda su felicidad y sus sueños de alcanzar la UEFA se esfumaron con un partido muy pobre de su equipo. Aún así, su aliento se dejó sentir en todo momento.El Deportivo reservó para los rojiblancos 1.500 localidades, en el córner más cercano a la playa coruñesa, pero muchos de ellos debieron sentarse en las escaleras porque todas las butacas estaban ocupadas. Lo que sucedió es que muchos optaron por saltar la pequeña valla que les separaba de otra tribuna para estar agrupados.
Entre la Agrupación de Peñas y otras asociaciones de aficionados fletaron doce autobuses, a los que había que unir las más de cien personas que acompañaron en avión al equipo, quienes llegaron por su cuenta y los peñistas que se desplazaron desde toda Galicia y zonas limítrofes, como León y Asturias. Los había también de zonas muy lejanas, como los peñistas de Lepe (Huelva), que no quisieron perder el último viaje programado por la Agrupación de Peñas esta temporada.El recibimiento que se tributó al equipo en el campo era digno de un grupo que juega una final de Copa.
Centenares de seguidores proclamaron su orgullo rojiblanco a las tres y media cuando el autobús del equipo llegó al estadio.Durante el partido animaron a voz en cuello. Pero, en un gesto que demuestra una vez más su infranqueable apoyo al equipo, en los últimos minutos, y con la derrota a cuestas, hubo momentos emocionantes, como cuando los hinchas cantaron el himno rojiblanco o cuando gritaron «es de Primera, el Athletic es de Primera». Fue el único consuelo de la tarde para una hinchada que ha conocido el valor de estar resguardada en la zona media de la clasificación.
Dos ingresados
Ángel García, presidente de la Peña Axur de Carranza, y un asociado a La Gabarra de Lepe, fueron ingresados en un hospital antes del partido y pernoctaron allí.A diferencia de la pasada campaña -cuando Herri Norte aliado con los Celtarras de Vigo se enfrentó de forma violenta a Riazor Blues en las afueras del estadio- esta vez no hubo peleas.
Arengados por Luciano Martín, el segundo de Caparrós, los jugadores dieron unos pasos al acabar el partido hacia donde estaban sus aficionados para aplaudirles. Ante los periodistas, les ovacionaron de nuevo. «Tiene mérito que con el partido que hemos hecho al final nos hayan aplaudido», valoró Amorebieta. «Lo que más me fastidia son los 1.500 aficionados que nos han acompañado», remachó Cuéllar.Luciano Martín, 'Luci' para todos en el club, no está muy acostumbrado a despliegues de este tipo. «A los técnicos nos demuestran en días como estos que trabajamos para un club único». «Ha sido impresionante. Debo felicitarles una vez más», resumió Caparrós.
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