La suma de las dos aficiones logroñesas llevó a la grada de Las Gaunas algo más de gentío y de ambiente de lo que está siendo habitual para ambos equipos en esta temporada. Sin embargo, reunir en un derbi a menos de dos mil personas deja constancia de la mala salud por la que pasa el fútbol riojano.
Bien es cierto que sobre el césped no se ofrecieron demasiados alicientes, con un partido aburrido por momentos y sin demasiadas ocasiones. Tuvo más el equipo local, pero sus seguidores, que eran mayoría en la grada, no se mostraron entusiasmados. El protagonismo lo tuvieron en los 90 minutos los dos fondos, que mantuvieron una guerra de cánticos y vítores sin contagiar al resto del público.
En el fondo norte, los aficionados del SD Logroñés, se mostraron más animados en los primeros compases del encuentro. Sostuvieron una pancarta en la que podía leerse 'El fútbol es de los aficionados' y recibieron con una ovación a su equipo. En la grada contraria, los hinchas del UD Logroñés sacaron una enorme bandera riojana y, poco a poco, fueron metiéndose en el partido con cánticos de apoyo para los de Llona y contrarios al rival.
En el graderío de banda, solo algunos aplausos cuando el UDL se aproximó a la meta de Mandaluniz y pitos al final y en alguno de los cambios, como el del riojano Ubis.
Ironía visitante
«A Tercera, oé, oé» comenzaron a cantar los aficionados del SD Logroñés, que recibieron la réplica del graderío sur a base de insultos. Con la salvación ya en el bolsillo, los visitantes podían recrearse con algo más de malicia en consignas como «Revuelta, compra otra plaza» y «José Ignacio, quédate».
Por su parte, los locales entonaron el himno del extinto CD Logroñés para después pedir a los suyos que le echaran 'bemoles' al partido y fueran a por la victoria.
El penalti fallado por Iturralde silenció por un momento a la hinchada del UDL y espoleó a la del SDL. Pero el gol local nada más reanudarse el choque hizo que la grada viviera su momento de mayor animación. Los socios trataron de empujar a sus jugadores para cerrar el partido ante un equipo con diez. Enfrente, en el SD Logroñés se cargaba contra las decisiones arbitrales coreando «así gana el Varea».
El empate de Toledo llevó el delirio al fondo norte, que entonó el «sí se puede». No se escucharon en la grada local los pitos al equipo del anterior partido, el de la derrota ante la Peña Sport. Sin embargo, con el paso de los minutos el público se sumió en una cierta impasibilidad ante lo que se veía ya como un claro empate. El pitido final llevó a los dos fondos a aplaudir a sus jugadores. Pero en la banda fueron unos cuantos los aficionados del UDL que despidieron con una tímida bronca a sus jugadores. Al final, un derbi con bastante deportividad y un tanto descafeinado cuando la grada se contagió del poco juego sobre el césped.
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