La polémica la lanzó el presidente del Bayern de Múnich alemán, Karl Hopfner, con un dardo: “Hay opiniones distintas sobre el recuento del número de socios del Benfica ”. La frase ha prendido como una mecha entre la fervorosa hinchada del Benfica, que profesa al club una veneración casi religiosa.
“Los números son los que son y son reales”, respondió en un primer momento el club con sede en el barrio lisboeta de Benfica, al que se atribuyen 235.000 socios. Por si no fuese suficiente con esta aclaración, puso a sus jugadores en un vídeo divulgado en las redes sociales con un cartel escrito, en alemán: “Yo soy socio del mayor club del mundo. ¿Y tú?”.
Según la revista “The Weekly”, de la FIFA, detrás del Benfica están el propio Bayern (casi 224.00) y el Barcelona (177.000). “Es muy importante que en 2015 demostremos que realmente es el mayor del mundo y que incluso un país pequeño como Portugal es capaz de grandes hazañas”, dijo a Efe Bernardo Zarcos, un joven fanático del Benfica.
Para Zarcos, la historia del club y las victorias europeas son la principal razón para tener tantos seguidores, pero, como en muchos clubes, el amor por los colores es “casi una religión”, aunque con una diferencia: “Te puedes cambiar de familia, de religión, pero nunca de club”.
“Ser benfiquista no se explica. Es un cliché, pero es así”, definió Fernando Vaz de Miranda, miembro de uno de los movimientos organizados de la hinchada encarnada, que destaca que el prestigio “transcendental” del club del país fue alcanzado con los títulos, no sólo en el fútbol, sino también en otras modalidades.
La historia del Benfica, arraigada en la identidad lisboeta, se confunde, a veces, con episodios de la propia historia de Portugal. Fundado en 1904 en el barrio de Belém por un grupo de exalumnos de Casa Pia, una institución de formación de huérfanos, el club fue relacionado en su principio con la clase obrera lisboeta.
En total, el club más laureado de Portugal tiene, localmente, 33 títulos de la liga portuguesa y 25 Copas de Portugal, más que ningún otro en su país. Una de las imágenes más contundentes de la afición benfiquista es la de la celebración de los títulos en la céntrica plaza Marquês de Pombal, en Lisboa, aunque aficionados del equipo rival, el Sporting de Lisboa, la reivindiquen como “suya”.
“Ver Marquês de Pombal repleta de gente y saber que somos parte de aquello es simplemente maravilloso”, confesó Vaz de Miranda.
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