Las aguas bajan turbias por La Romareda. Tras dos ejercicios de cambios accionariales, fortísimas tensiones financieras, imputaciones, impagos y ostracismo en Segunda División, la tensión en el Real Zaragoza se ha trasladado a las gradas. Los fondos del estadio maño son escenario de una guerra abierta entre las peñas Ligallo (de derechas) y Avispero (de izquierdas).
La última batalla de este conflicto de resolución incierta se produjo el domingo en Soria, donde los maños cedieron contra el Numancia en el Nuevo Los Pajaritos por 2-0. Aunque la relación entre ambas aficiones es inmejorable, el tumulto estalló entre peñas del propio Zaragoza. Al parecer, un grupo de aficionados adscritos a Avispero topó con parte de los Ligallo, apostados en el Bar Teruel de la calle Mariano Vicén.
De las palabras se pasó a las manos, y en pocos segundos se desató una batalla campal que dejó varios heridos leves. La intervención de la Unidad de Intervención Policial (UIP) de la Policía Nacional separó a ambas partes, que utilizaron botellas y sillas para zanjar sus diferencias.
Protestas
Los aficionados no-ultras muestran su indignación en foros como Aupa Zaragoza o Pasión Zaragoza. Tambié han cargado contra los vándalos la afición del Numancia, que preparó una jornada de hermanamiento en la plaza Mayor de la capital de provincia. El encuentro entre ambas aficiones transcurrió de forma festiva, y sólo el altercado entre Ligallo y Avispero (fotografía inferior) truncó parte de la celebración.
De hecho, la del domingo es la última en una serie de choques entre ambas facciones. Fuentes cercanas al conflicto revelan que las escaramuzas se reproducen por la determinación de Ligallo (de tendencia derechista) de expulsar de la masa social zaragozana al grupo de izquierda. En el pasado, la histórica peña carecía de rival dentro y fuera del estadio. La situación cambió con la consolidación de Colectivo 32 y la incepción de Leyales (que aborrecen la política) y Avispero, escisión de los primeros, en 2011.
Si bien Colectivo y Leyales eran tolerados -a menudo de mala gana-, la llegada Avispero, que no esconde su antifascismo, ha causado una escalada la tensión hasta niveles insoportables.
Encontronazos
De hecho, los choques entre Ligallo y Avispero (vídeo inferior) no son exclusivos en el ambiente futbolístico. En un número de ocasiones, ambos grupos se han encontrado fuera del estadio, en lo que ha derivado en animadversión que reverbera por la ciudad del Ebro los fines de semana.
Según ha podido saber Diario Gol de fuentes de la capital maña, el nuevo crisol de grupos de animación en La Romareda surge del desmembramiento de Ligallo. El otrora grupo histórico ha perdido componentes y músculo. Como resultado, la mano de hierro con la que el veterano grupo -fundado en 1986- mandaba en las gradas de La Romareda desde el Bar África ha perdido agarre.
El ocaso de Ligallo ha permitido, precisamente, la atomización y hasta el surgimiento de grupos rivales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario