Llevan 27 años animando al Deportivo, de vez en cuando protagonizando incidentes y también compensándolos con actos solidarios. No todos sus miembros son radicales, no todos son violentos y, paradójicamente, no todos son Riazor Blues, un nombre bajo el que se integran diferentes secciones, con diferentes grados de violencia. La más famosa por su radicalidad no representa su nombre, Los Suaves. En los últimos años, esta parte de los Blues, que en Riazor, por ejemplo, lanzaron una varilla de una bandera al portero del Milán Abbiati en el año 2000, se había alejado del grupo y a ella, supuestamente, pertenece el aficionado que ha fallecido tras los altercados de Madrid.
Desde 1987, los Riazor Blues fueron testigos, desde la grada, de la transformación del Deportivo, entonces en Segunda División. Vieron crecer al equipo, ganar el primer título de su historia en 1995, la Liga del 2000, el Centenariazo de 2002 o llegar a las semifinales de la Liga de Campeones en 2004. Para entonces, ya habían sufrido su primera baja en una reyerta en Santiago de Compostela.
Disolución momentánea tras el fallecimiento de un hincha en Compostela
Fue en 2003 tras un partido de Copa del Rey ante el Compostela.Manuel Ríos falleció agredido por otro hincha del Deportivo en el entorno del campo de San Lázaro. Aquel suceso llevó a los Riazor Blues a la disolución. Reconocieron entonces que el "juguete" se les había ido de la mano, pidieron "sinceras disculpas" a la familia y amigos del fallecido, al deportivismo y a la ciudad.
"El único objetivo" del grupo, decían entonces, "era estar dispuestos a dejarse la piel por el Dépor, siempre con intenciones pacíficas". Lamentaban que "muchos" habían encontrado en Riazor Blues "un colchón que resultó incontrolable" y anunciaban su descomposición para que "nadie" volviera a tener "un manto y un amplio colectivo" que pudiera ocultar sus "impulsos destructivos".
"Ninguna bandera vale la pena si debajo de ella puede esconderse un solo violento", sostenían. La peña dejaba "de existir" con el deseo de que se volviera a "dignificar el fútbol" y el deporte conservara "su festiva existencia, libre de muertes y agresiones".
La reaparición meses después
Meses después, en el fondo que ocupan en Riazor, el popularmente conocido como General, volvieron a aparecer sus pancartas. Y también en los últimos años siguieron citándose con otras aficiones para 'encontrarse' y pelear. Los Blues mantienen buenas relaciones con Bukaneros, del Rayo, con los Biris, del Sevilla, o con Tripustelak, del Athletic de Bilbao.
En los últimos años, las calles de A Coruña acogieron trifulcas entreradicales del Deportivo y de Racing de Santander, Athletic de Bilbao o Sporting de Gijón. Los más recientes, ante el Valencia esta temporada. Los Yomus, junto a Celtarras (Celta de Vigo) o los Ultras Sur (Real Madrid), son algunos de los grupos con los que peor relación tenían hasta el enfrentamiento de hoy con los radicales del Frente Atlético.
Ese es el lado oscuro de los Riazor Blues. También tienen su cara amable. En las últimas semanas han colaborado activamente con campañas de recogidas de alimentos o de juguetes como la que tienen en marcha en este momento. Pero el juguete, otra vez, se les ha ido de las manos.
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