Los alrededor de cincuenta hinchas que han acompañado al Athletic en su desplazamiento a Lviv vivieron ayer momentos de tensión. Cinco seguidores fueron atacados por ultras nacionalistas ucranianos cuando paseaban por el centro de la ciudad, según explicaron varios aficionados.
Los agresores intentaron arrebatarles sus bufandas rojiblancas e hirieron a dos de ellos. Uno recibió un golpe en la cabeza y fue trasladado al hospital, aunque lo pudo abandonar tras ser atendido.
Poco después de esta agresión, una veintena de jóvenes extremistas se plantaron ante el hotel Dinester entre gritos contra los seguidores del Athletic. Unos minutos después acudieron a restablecer el orden alrededor de treinta policías que prohibieron a los hinchas bilbaínos salir del establecimiento hotelero. Los propios funcionarios justificaron esta medida porque un grupo de radicales había salido por la ciudad en busca de aficionados rivales.
En el origen de estos incidentes se sitúa la pancarta prorrusa que se exhibió en San Mamés en el partido de ida, en medio del sangriento conflicto armado entre el Gobierno de Kiev y los separatistas del este del país. Uno de los policías explicó a través de una intérprete que los nacionalistas ucranianos "tienen la sensación de que los aficionados del Athletic son prorrusos. Se magnificaron aquí sus gestos de apoyo a los prorrusos y este es un tema muy sensible, porque hay mucha gente de esta zona que ha tenido que ir al frente". Finalmente, los hinchas del Athletic tuvieron que quedarse recluidos en el hotel, y para la jornada de hoy se les ha aconsejado que cuando salgan lo hagan en grupo e intenten que no les identifiquen con el conjunto vizcaíno.
Los incidentes se producen en el segundo viaje europeo con menos aficionados de la historia reciente del Athletic. El anterior fue el de Haifa en 2012, que coincidió con un recrudecimiento del conflicto palestino-israelí y al que el equipo rojiblanco llegaba ya eliminado de la Liga Europa. Apenas dos aficionados acompañaron a la plantilla, y eso porque les tocó un viaje con el patrocinador Petronor.
La guerra con los prorrusos, aunque se libre a casi 1.300 kilómetros de distancia, y el hecho de que el Athletic no tenga ya ninguna posibilidad de clasificación en la Champions han restado capacidad movilizadora al enfrentamiento. José Antonio Taramona, con su habitual gorro ruso, cree que la soledad del equipo podría haber sido aun mayor. "Los resultados de los últimos partidos han animado a unos cuantos", asegura. "Ha habido gente que se ha apuntado tras ganar el viernes al Espanyol".
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