Quizás era necesario actuar de esta forma y paralizar el fútbol. Una medida que la liga griega, conocida como Superliga, toma por segunda vez en lo que va de temporada. La primera, por la muerte de un aficionado; la segunda, por la agresión a un excolegiado, miembro de la comisión de nombramientos de árbitros.
No están ligados entre ellos, pero ambos actos muestran el lado más oscuro y radical de un fútbol, el griego, que siempre ha sido conocido por lo temperamental de sus aficiones. No es de extrañar, por ello, que cuando a un equipo español le toca en competición europea un rival griego, en lo primero en lo que se piensa es en el "calor" de la grada, en cómo empujan los hinchas. Pero estos dos últimos capítulos han hecho reflexionar a la sociedad griega y el fútbol heleno se paraliza.
El primer caso, un aficionado muerto
La primera decisión se tomó el pasado 29 de septiembre cuando falleció Kostas Katsoulis, un aficionado del Ethinikos del Pireo, de 46 años, y como consecuencia de las heridas sufridas en la cabeza producto de una pelea entre los seguidores de su club y los del equipo rival, el Irodotos, ambos de tercera, tras un partido disputado dos semanas antes en Creta.
En ese momento, el Gobierno griego decidió paralizar para el fin de semana siguiente -4 y 5 de octubre-, no sólo la liga de fútbol, sino también todas aquellas de deportes de equipo como muestra de respeto por ese fallecimiento. En la Superliga no se jugó la sexta jornada de liga.
Entonces, el Olympiacos jugaba en Suecia entre semana, y puede que como consecuencia de ese partido no jugado, el conjunto que entrena Michel cayó 2-0 con el Malmoe. Ahora Michel tiene una papeleta similar. O puede que peor.
El Olympiacos lleva 15 días sin jugar
El Olympiacos lleva sin jugar desde el pasado 9 de noviembre, cuando se impuso al Panthrakikos por 5-1. Ya pasan 15 días desde ese momento (17 cuando juegue en el Calderón). Un tiempo más de lo deseado para un equipo profesional.
Este último parón llegó como consecuencia de una agresión a un miembro de la comisión de arbitraje, encargado de elegir a los árbitros de cada jornada. Jristóforos Zografos, como se llama el agredido, fue atacado por dos desconocidos en la madrugada del 14 de noviembre.
Los equipos no garantiza la seguridad
Por este motivo, la Federación de Fútbol de Grecia, conocida como EPO, les pidió a todos los equipos de la Superliga una serie de garantías en términos de seguridad. Los 18 equipos que componen la primera griega debían entregar un escrito en el que expresaran su compromiso para que en los próximos partidos se diera la seguridad necesaria para disputar los partidos.
Pero los equipos no respondieron a la petición de la EPO, y por tanto, se suspende la competición doméstica de manera indefinida. Todo ello ha provocado, no sólo el parón liguero, sino que también se haya desatado un cruce de acusaciones sobre partidos amañados, y que, entre otras cosas, ha acabado con la dimisión del presidente de la Superliga, Dimitris Agrafiotis.
Mucha violencia en el fútbol griego que no permite disfrutar de una liga que año tras año mejora en su calidad, como prueba el hecho de ver al Olympiacos luchando por llegar a los octavos, ronda en la que cayó la temporada pasada con el Manchester United. Una liga, en la que todo sea dicho, además hay cerca de 30 futbolistas españoles que por la violencia de unos pocos, no puede llevar a cabo su profesión.
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