Las gradas de numerosos campos de fútbol europeos se han convertido en criaderos de racistas y neonazis, porque los clubes lo consienten, y la justicia no actúa de oficio cuando se trata de aplicar en el fútbol la legislación en materia de delitos de odio”, denunciaba en estas mismas páginas en marzo pasado Esteban Ibarra, presidente del Movimiento Contra la Intolerancia.
Esta lacra se extiende con facilidad por los campos de fútbol de toda Europa, convirtiéndose en auténticas escuelas de odio, donde los mayores forman, instruyen y alientan a los más jóvenes en comportamientos incívicos y violentos contra el diferente. Tanto se les ha consentido y mimado desde los clubes de futbol durante décadas que han creado un monstruo que se revela contra su extinción.
Ahora el Valencia CF ha dicho basta siguiendo instrucciones de su nuevo propietario, el inversor singapurense Peter Lim, “harto de ver como un pequeño grupo de fanáticos ultras enturbia y degrada por todo el mundo, gracias a la televisión, la imagen del Valencia CF con proclamas racistas, incitando al odio y observando también como los ultras en persona y desde las redes sociales atacan y ofenden gravemente no solo a sus directivos, sino también a su hija y a él mismo”, aseguran a Público fuentes de la dirección del club.
Acabar con las gradas ultras
El plan para acabar con la pesadilla ultra en el Valencia CF “consiste en potenciar la presencia de jóvenes en las gradas del Valencia, habilitando para ellos zonas restringidas, a las que acceder a precios ventajosos, pero sólo para personas de entre 16 y 30 años. Estamos hablando de abonos de 150 euros por temporada, más descuento por ser accionista que, finalmente, deja el pase en 120 euros”, señala el director de comunicación del Valencia CF, Damià Vidagany.
La zona elegida para esta grada joven, que ha sido bautizada con el nombre del astro argentino Mario Alberto Kempes, es la misma que actualmente ocupan los ultras del club, en la denominada Curva Nord. De tal manera que al limitarse el acceso a los aficionados de hasta 30 años, supondrá la salida automática de ese entorno de más de 300 seguidores que en algunos casos rondan los 55 años, que no les quedará más remedio que aceptar ser reacomodados en otras partes del estadio.
Y obviamente, con ellos saldrá de la zona la mayoría de los ultras de los Yomus considerados cabecillas e instigadores de los comportamientos ilícitos de los más jóvenes, y al mismo tiempo se pondrá fin a otros supuestos “negocios” montados por los ultras y detectados por los servicios de seguridad del club.
El negocio de las gradas violentas
Es conocido que las gradas ultras en el fútbol han servido para la financiación de grupos y dirigentes de esas peñas, como se acreditó con Ultras Sur y otros. El negocio de los viajes, alojamientos, la administración de las aportaciones de los propios clubes para mantener “la paz social”, se convierte en algo muy goloso que trasciende el fanatismo.
Fuentes de la dirección del Valencia CF señalan que “la peña Curva Nord controla la grada joven extraoficialmente sin apoyo del club. Sabemos por testimonios e informes de seguridad que éstos les hacen pagar una cuota a todos los chavales de esa grada. Nosotros en eso no colaboramos, porque el primer año fueron ellos los que vendieron todos los pases y cobraron cuota, pero el año pasado el Club ya no quiso seguir colaborando con ellos en esa actividad”.
Asimismo, el directivo valencianista añade que “tras finalizar esa relación de colaboración entre el club y esta peña los seguidores de Curva Nord han tenido que ir uno a uno a taquillas a sacarse el pase o el abono. Ya no tienen que pasar por la Peña Curva Nord obligatoriamente para acceder a esa zona con lo cual ahora hay gente que sigue pagando la cuota a la Peña Curva Nord y hay gente que ya no paga esa cuota. Y claro, lo que ellos han estado haciendo es recaudar dinero, hasta ahora en torno a los 90.000 euros anuales, ya que estamos hablando de 1.800 miembros que pagaban 50 euros de cuota”.
Ahora con el cambio de gestión de la grada joven se ha acabado el supuesto negocio. “Allí hay una gente que quiere seguir manejando ese presupuesto que dicen invertir en animación y tal, además, están los ultras de Yomus, con lo cual esta medida no les gusta y nos generan muchos problemas”, aseguran fuentes del Mestalla.
La propuesta de reorganizar las gradas ya se presentó en enero de 2015, pero ante la presión de los grupos ultras la medida tuvo que aplazarse “sine die”, hasta que los acontecimientos vividos en los últimos meses, como coacciones, amenazas, insultos racistas, homófobos o la presencia de banderas y saludos nazis, han acabado con la paciencia de la dirección del club”, aseguran directivos valencianistas a este medio, que prefieren que no se revele su identidad ante el temor de las amenazas.
El pasado jueves día 2, tras la presentación en rueda de prensa de la inminente puesta en marcha de la reorganización de las gradas, el presidente de Curva Nord, Fernando León y Joan Josep Martínez Ortiz, líder de Yomus hicieron acto de presencia, enfrentándose con insultos y amenazas al director de comunicación del Valencia, Damià Vidagany, al jefe de seguridad del club, Julián Suescun, y al consejero de la entidad, Kim Huat Koh.
“Lo que ocurrió el otro día es que cuando esta gente tuvo conocimiento de la medida que aparta a los mayores de 30 años, se volvieron locos. En todo caso hemos recibido el apoyo de la LFP, de las peñas, de presidentes de otros clubes de fútbol que en definitiva apoyan al club en esta medida”, señala Vidagany.
El club ha puesto los hechos en conocimiento del coordinador de la Policía Nacional en el Estadio de Mestalla. “Ahora veremos cómo evolucionan las cosas, pero en todo caso quedará constancia de que si le ocurre algo a alguien va a quedar muy claro quién está detrás de este tema”, señalan.
El historial criminal de Joan Josep Martinez incluye la brutal agresión a un joven en 2008 a quien apuñaló en el costado y que a punto estuvo de costarle la vida. La justicia valenciana calificó los hechos de “lesiones” y Martínez solo fue condenado a 3 años de prisión. Una sentencia que crispó a la sociedad valenciana por su benevolencia, ya que no se trató de una pelea espontánea. Quedó acreditado que el líder de Yomus, junto a otros ocho ultras luciendo camisetas con simbología nazi, habían salido armados a “cazar rojos” aquella noche de sábado en la ciudad de Valencia.
Tras cumplir su condena Joan Josep Martínez, volvió a las andadas. Y poco tiempo después protagonizó nuevos actos violentos que le costaron ser condenado nuevamente a año y medio de inhabilitación para acceder a cualquier recinto deportivo, señalan desde el Valencia CF. En la actualidad, el líder de Yomus está implicado en otras causas abiertas en los tribunales dónde reclaman su presencia.
Para el nuevo Valencia CF de la etapa Peter Lim la peña ultra Yomus, como tal, ha muerto. “El club -señalan desde la directiva- ya no les reconoce como peña del Valencia CF desde hace tres años. No tienen desde entonces ningún tipo de relación con el club; no les dejamos introducir sus banderas al estadio, ni su nombre figura en ningún lado. El club ya lleva tiempo con esta política, lo que pasa es que ellos siempre que pueden o en otros estadios intentan hacerse notar, pero eso el club no lo puede controlar fuera de casa. La propia LFP es la que tiene catalogados a determinados grupos radicales y ahí están los Yomus”.
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