El tremendo susto que Fernando Torres protagonizó ayer en el estadio de Riazor durante la disputa del Deportivo de la Coruña-Atlético de Madrid ha dejado varias buenas noticias. La primera el estado de salud del delantero rojiblanco, que después de pasar la noche en el hospital y pasar varias pruebas, se ha confirmado que es bueno. La segunda la rápida reacción de varios futbolistas que estaban sobre el terreno, como Gabi o Versaljko, de juego y que auxiliaron a su compañero en los primeros instantes antes de la llegada de los médicos. Y la tercera la reacción del público de Riazor. Aunque no de toda la grada.
El único punto negativo de lo sucedido en los últimos minutos del choque lo protagonizaron los ultras del Deportivo. En medio del silencio que se apoderó del estadio coruñés mientras Torres permanecía inconsciente en el césped, y al tiempo que algunos jugadores lloraban o rezaban por el rojiblanco, un nutrido grupo de radicales se dedicó a corear cánticos muy poco apropiados para un momento tan delicado.
Tal fue la vergüenza que provocaron estos cánticos que el propio Florin Andone, delantero del conjunto gallego, se dirigió a sus aficionados para pedirles que se callaran. Y poco después el resto del estadio afeó su conducta con silbidos.
La grada de Riazor dedicó al delantero del Atlético un sonoro aplauso cuando fue retirado del terreno de juego en camilla para ser evacuado al hospital en una ambulancia.
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