Sobre el terreno de juego y tras 90 minutos más cuatro de añadido se zanjó con un empate a uno el regreso del derbi asturiano. Pero por ser algo mucho más grande que una competición deportiva, estuvo rodeada de detalles que también marcaron la jornada.La rivalidad era extrema pero hubo un breve momento de comunión en el campo, cuando sonó el Asturias patria querida por la megafonía y lo mismo bufandas azules que rojiblancas giraron al unísono pidiendo subir al árbol y coger la flor.
Fraternal fue también la relación entre los entrenadores. Herrera en el Sporting y Anquela en el Real Oviedo son dos técnicos que tratan de darle dignidad al puesto que ocupan, se respetan y se comportaron ejemplarmente durante el encuentro. Lo cierto es que, pese a la tensión eléctrica que se respiraba en la tarde del sábado en toda Asturias, la competición no fue especialmente ruda y salvo episodios puntuales el partido se desarrolló con «fair play».
Hubo desde luego altercados en la jornada. La Policía cargó contra ultras del Sporting en plena llegada del autobús de su propio equipo. Al arribar el del Real Oviedo, se lanzaron diversos objetos y una botella de cristal imapctó contra el parabrisas del vehículo, quebrando la luna. Fue contestada por los rojiblancos una imagen de Owusu marcando una doble peineta a la grada que los oviedistas achacan a insultos racistas. Los ultras del Sporting recibieron con un guiño a Juego de Tronos la llegada de su eterno rival. «Somos vuestro invierno», rezaba el tifo con una imagen del Rey de los Muertos acechando el Molinón. Pero algo se debía saber sobre el contenido de esta pancarta. Conocido el resultado del encuentro los oviedistas contestaban con un «Para Sam sigue siendo verano».
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Más de uno recordó además que, Nikolaj Coster-Waldau, el actor que interpreta a Jaime Lannister en la afamada serie posó hace tiempo en el campo del Milán con una camiseta del Real Oviedo. En lo deportivo, tirios y troyanos coinciden hoy en que fue un partido igualado casi en dos mitades simétricas, con un predominio mayor del Sporting en la primera parte y un empuje superior del Oviedo en la segunda. A grandes rasgos, los de Gijón mantuvieron la tendencia de la temporada anterior en la que se les hacía muy cuesta arriba mantener la ventaja que se arrancaba en un principio. El Oviedo, que el año pasado reinaba en casa tanto como perdía fuera y no conocía el concepto de remontada, le dio la vuelta a esta tendencia en el nuevo año. Los número no fueron menores tampoco. 27.506 espectadores, 1.200 oviedistas entre ellos, que vivieron la gran fiesta del fútbol asturiano tras 14 años sin poder disfrutarla. Muchos aficionados con bufanda y camiseta del Oviedo vieron el partido en la tribuna oeste (la visitante es la norte) y no hubo problema alguno incluso en los goles.
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