Cuando se suponía que había transcurrido el momento más delicado, una vez había pasado el autobús del Oviedo. Cuando se suponía que se iba a vivir un momento de comunión entre los seguidores del Sporting y su equipo; en ese momento, pasadas las 16.15 horas, la situación se complicó y la violencia empañó la previa del derbi asturiano. Los antidisturbios decidieron cargar contra los radicales del Sporting para abrir hueco al vehículo con los jugadores del equipo y los ultras respondieron arrojando todo tipo de objetos y enfrentándose a los policías con gran virulencia.
Fueron momentos en los que hubo más que tensión. Tras la carga policial inicial, la situación, lejos de calmarse, se envenenó y la avenida de El Molinón se convirtió durante unos diez minutos en el escenario de una batalla entre decenas de miembros de Ultraboys (grupo radical rojiblanco) y los antidisturbios, que tuvieron que llamar a más efectivos para zanjar el problema.
Los radicales volcaron contenedores y utilizaron botellas y demás residuos como armas arrojadizas contra los agentes, al igual que vallas y bengalas. Pero la situación fue más allá, con encontronazos físicos entre policías y algunos ultraboys, que no dudaron en lanzarse a puñetazos y patadas contra los agentes armados. Según informó la Policía Nacional, no hubo detenciones. De igual forma, tampoco se precisó asistencia sanitaria en el lugar. En mitad de la batalla campal, una de las botellas impactó contra la luna del autobús del Sporting.
Minutos antes, cuando llegaba el vehículo carbayón, también voló un botellín de cerveza desde la zona donde estaba la hinchada rojiblanca, que impactó contra una de las ventanas del autobús provocando la fractura del cristal.
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