viernes, 31 de mayo de 2019

"No seas ese idiota": la campaña inglesa contra los ultras en el partido más seguro

La ciudad de Madrid ya está preparada para albergar una nueva final de la Champions League (sábado, 21:00h). El nuevo escenario, el Wanda Metropolitano, que sustituye a un Santiago Bernabéu donde hace nueve años, en 2010, Bayern de Múnich e Inter de Milán se vieron las caras por la máxima competición europea. Con motivo de esta cita que enfrentará por primera vez en la historia a dos equipos ingleses, Liverpool y Tottenham, la Asociación Inglesa de Fútbol (FA), órgano director de la Premier League, ha publicado en redes sociales un vídeo, a modo de campaña, que censura el comportamiento incívico de algunos de sus aficionados en el fútbol.
Inglaterra tiene un serio problema con los hooligans desde los años sesenta, época de disturbios raciales y auge de las culturas juveniles que encontraron su vía de escape principalmente en esta actividad, aunque no fue hasta la década de los ochenta cuando explotó definitivamente y se convirtió en asunto de estado. Ahora, aprovechando la fecha señalada y bajo el lema 'No seas ese idiota', la asociación promueve un mensaje de concordia que pretende calar entre sus seguidores.
"Tú eres parte de nuestro equipo"
La campaña muestra a una persona viéndose a sí misma en internet ebria y totalmente descontrolada. El hombre en cuestión, que toma café tranquilamente en una terraza y no se reconoce en las imágenes, protagoniza diferentes altercados en un día normal en la ciudad: arroja una bicicleta al agua, se sube encima de un vehículo desobedeciendo las indicaciones de una policía y profiere gritos en el interior de un bar, generando incomodidad entre los trabajadores y clientes. A medida que visualiza el contenido, los usuarios de la plataforma van condenando sus acciones, lo que genera vergüenza y frustración en nuestro protagonista.
Al final del mismo, Gareth Southgate, exfutbolista profesional y actual seleccionador inglés, aparece para lanzar un contundente mensaje: "Tú eres parte de nuestro equipo, haz que el país se sienta orgulloso". Con esta iniciativa, la FA se cuestiona por qué las conductas que la sociedad inglesa no acepta a diario no son igualmente reprochables durante los prolegómenos, el transcurso o la finalización de actos deportivos, especialmente en el seno del deporte rey, e insta a combatirlos.
La Catástrofe de Heysel, en la final de la Copa de Europa de 1985, es el ejemplo que mejor define el 'hooliganismo' inglés del siglo pasado, ahora mucho más controlado. En aquella final, los ultras del Liverpool cargaron contra los de la Juventus dentro del estadio y se llevaron por delante la vida de 39 personas. No fue el único caso especialmente grave: cuatro años después, en las seminales de la FA Cup entre los 'reds' y el Nottingham Forrest, 96 aficionados perecieron en una avalancha, entre ellos un familiar de Steven Gerrard, hasta hace no tanto capitán del Liverpool.
Inglaterra lleva luchando contra estos grupos de exaltados desde 1989, tiempos de Margaret Thatcher. La ley promovida por su Gobierno para parar el ascenso del movimiento ultra impide el acceso a los estadios de fútbol a personas con antecedentes criminales por violencia. La norma, que se endureció en 2005 como consecuencia del Mundial de Alemania, obliga también a retirar los pasaportes a los hooligans fichados por la policía para que no puedan salir del país. Sin embargo, esto no termina de evitar que se produzcan conflictos en ciudades foráneas.
Sin ir más lejos, los ultras 'reds' ya protagonizaron hace un mes algunos incidentes en España, en Barcelona, con motivo de las semifinales contra el equipo de Ernesto Valverde. Hubo seis detenidos por atacar a la Policía y varios descerebrados tiraron a la fuente de la plaza Real a dos personas, una de ellas un vendedor ambulante, ante el jolgorio general. El pasado octubre, en el encuentro de la Liga de Naciones que disputó la selección Española contra la inglesa en Sevilla, los radicales británicos llevaron a cabo destrozos en el moviliario urbano y en 2016, en la final de la Europa League de Suiza, fans del Liverpool y del Sevilla se enzarzaron en una lamentable pelea que no produjo daños importantes, pero sí que evidenció graves fisuras en la configuración del dispositivo de seguridad dentro del estadio de St Jakob Park.
Un dispositivo histórico
Madrid, que acogió con éxito esta temporada la final de la Copa Libertadores entre dos equipos enfrentados como River Plate y Boca Juniors, ya está aplicando sobre el terreno un amplio operativo de seguridad, el mejor de su historia. 4.700 efectivos (Policía Nacional, Local y Guardia Civil) ocupan las principales arterias de la capital, así como numerosos miembros de Protección Civil, Bomberos y Cruz Roja. Cerca de 100.000 turistas llegarán este fin de semana a la capital española con motivo del choque, algunos desde otras partes de España, de los que 68.000 serán ingleses. Las autoridades calculan que 20.000 personas no tienen entrada para la final.
La plaza Mayor, la plaza de Callao y, por supuesto, la Puerta del Sol son los principales focos de conflicto. Para evitar riesgos, ambas aficiones estarán separadas en sus correspondientes 'fan zones': la del Liverpool, en la plaza de Felipe II y la del Tottenham, en la plaza de Colón. Estas áreas dejarán de servir bebida a las 17:00h, una hora antes del cierre. Será el sábado cuando el Wanda Metropolitano se vestirá de gala y abrirá sus puertas a las 18:00h. Los aficionados con entrada accederán a él una vez pasado los tres cinturones de seguridad habituales para eventos de esta magnitud, donde se revisarán mochilas y demás enseres a fin de evitar el acceso de cualquier elemento sospechoso. Un dron, una de las principlaes novedades, vigilará en tiempo real el correcto recorrido de los aficionados hacia el Metropolitano.
Las autoridades de Madrid, así como sus vecinos, esperan que este fin de semana transcurra con absoluta normalidad. La FA insta al buen comportamiento y la seguridad es más que suficiente para que no haya que lamentar incidentes importantes que manchen no solo la imagen inglesa, sino también la española.

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