El viernes 15 de marzo, a las 21.30 horas, se jugará en el estadio de Riazor el derbi gallego. Celta y Deportivo se verán las caras por segunda vez esta temporada en un encuentro que puede marcar un antes y un después para ambos equipos en caso de que estas dos próximas jornadas de Liga no aclaren un poco más el futuro de unos y otros.
Como ya sucedió en el partido de la primera vuelta, el Celta dispondrá de 868 entradas para distribuir entre sus abonados al precio de 40 euros, las mismas condiciones que tuvieron los coruñeses en su momento. Sin embargo, todavía nada se sabe de cómo se efectuará ese reparto, a pesar de que ayer mismo se abría la taquilla para que el público en general adquiriese sus butacas.
Desde primera hora de la mañana de ayer los teléfonos de la Federación de Peñas no dejaron de sonar con socios interesándose por cómo se realizaría el reparto de las 868 entradas reservadas para el Celta, ya que en anteriores ocasiones había sido esta la encargada de su distribución. Esta vez, sin embargo, la respuesta de la entidad a los celtistas era siempre la misma: «Nin idea».
En la última asamblea de la Federación de Peñas se acordó que esta no organizaría el viaje a Riazor de este año, dejando así en manos del club la decisión del reparto de las entradas y la organización de los desplazamientos. Eso fue en el mes de agosto. Sin embargo, y a pesar de que la fecha aproximada del derbi se conoce desde hace meses, la cuestión ha pillado totalmente desprevenido al Celta, que a través de un comunicado oficial anunciaba a mediodía que «se mantendrá al margen de la organización de viajes a A Coruña» y que «en breves días» se comunicaría el procedimiento para adquirir las entradas reservadas para el encuentro.
Desde la Federación de Peñas Pepe Méndez, su presidente, reconocía que el colectivo se había interesado hace aproximadamente un mes por cómo gestionaría el Celta el reparto de entradas y lo concerniente a la posible organización de desplazamientos para transmitírselo a los distintos colectivos, pero su pregunta seguía ayer sin respuesta alguna, mientras los abonados y los peñistas esperan con impaciencia conocer todos los detalles.
Las consecuencias
La falta de previsión del Celta de Vigo se traduce, en primera instancia, en la imposibilidad de las peñas para ponerse ya manos a la obra para organizar, en caso de que lo deseasen, el viaje a A Coruña. Al no conocer el criterio que se seguirá para el reparto de las entradas, los colectivos no pueden adoptar decisiones sobre si les interesa moverse en autobús, al manejar un número considerable de pases, o si sus socios se desplazarán por libre, bien sea en coches privados o en tren.
El horario designado por la Liga de Fútbol Profesional tampoco favorece las decisiones de última hora, puesto que al fijarse el encuentro para un viernes a las 21.30 horas puede chocar con la agenda de los seguidores celestes.
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