«Comunicamos que CN10 se apaga y cesa sus funciones de forma indefinida con motivo de la incompetente seguridad del estadio de Mestalla». Es el escueto comunicado que la grada joven Curva Nord ha publicado vía Twitter instantes después de que finalizara el Valencia-PSG.
Al parecer, algunos de los integrantes de la Curva Nord han tenido sus más y sus menos con los ultras franceses, que lanzaron petardos y prendieron bengalas durante el partido. Además, dos de ellos fueron detenidos por agresión.
El mismo martes anunciaron que 'cesaban' sus actividades y ayer, tras reunirse los miembros de su junta directiva del Valencia, tomaron una decisión drástica: los casi 1.300 aficionados que componen la Curva Nord no volverán a entrar más a Mestalla hasta que no se adopte un nuevo plan de seguridad por parte del club. Según dejaron claro, este domingo acudirán a la Plaza de la Afición, desde donde observarán el choque ante el Mallorca por las televisiones de los bares.
Para llegar a ese punto, a primera hora de la tarde los representantes de la Curva Nord se citaron con responsables del Valencia con el fin de exponer sus quejas. Pero el club se mantuvo bastante firme al respecto: la Policía es la que manda y no hay otra opción posible. No salieron nada convencidos de este encuentro y de ahí que horas después adoptaran esta postura de fuerza, algo que ya ocurrió -aunque luego cambiaron de opinión- después del encuentro ante el BATE.
«Yo llegué a pasar miedo y esto no puede seguir así. Nos ha costado mucho decidir esto pero es que no nos han dejado otro remedio. No puedo garantizar la seguridad de la gente», afirmaba con tono lacónico Paco Rausell. Él fue testigo directo de lo que ocurrió el martes.
El portavoz de la grada joven del Valencia ofrece su versión de lo ocurrido. «Como había un grupo de franceses cerca de nosotros, la Policía nos pidió al descanso que no saliéramos en los primeros minutos a los baños para evitar que nos encontrásemos allí con los aficionados del PSG. Se lo dijeron a los primeros que estaban en el vomitorio. El problema fue que los que estaban detrás quisieron salir y al no saber qué ocurría empezaron a empujar. Ahí se descontroló todo porque entonces vinieron las carreras, los porrazos, las caídas y la sensación de pánico.»
Antes de llegar a este acuerdo, los integrantes de Curva Nord escucharon de boca de Fernando Gómez el proyecto y las ideas que tiene de cara a solucionar los problemas que arrastra la entidad. Al respecto, la Curva siempre ha mantenido que no se pronuncia en las 'luchas internas' de la sociedad porque deja plena libertad a sus miembros.
El mismo martes anunciaron que 'cesaban' sus actividades y ayer, tras reunirse los miembros de su junta directiva del Valencia, tomaron una decisión drástica: los casi 1.300 aficionados que componen la Curva Nord no volverán a entrar más a Mestalla hasta que no se adopte un nuevo plan de seguridad por parte del club. Según dejaron claro, este domingo acudirán a la Plaza de la Afición, desde donde observarán el choque ante el Mallorca por las televisiones de los bares.
Para llegar a ese punto, a primera hora de la tarde los representantes de la Curva Nord se citaron con responsables del Valencia con el fin de exponer sus quejas. Pero el club se mantuvo bastante firme al respecto: la Policía es la que manda y no hay otra opción posible. No salieron nada convencidos de este encuentro y de ahí que horas después adoptaran esta postura de fuerza, algo que ya ocurrió -aunque luego cambiaron de opinión- después del encuentro ante el BATE.
«Yo llegué a pasar miedo y esto no puede seguir así. Nos ha costado mucho decidir esto pero es que no nos han dejado otro remedio. No puedo garantizar la seguridad de la gente», afirmaba con tono lacónico Paco Rausell. Él fue testigo directo de lo que ocurrió el martes.
El portavoz de la grada joven del Valencia ofrece su versión de lo ocurrido. «Como había un grupo de franceses cerca de nosotros, la Policía nos pidió al descanso que no saliéramos en los primeros minutos a los baños para evitar que nos encontrásemos allí con los aficionados del PSG. Se lo dijeron a los primeros que estaban en el vomitorio. El problema fue que los que estaban detrás quisieron salir y al no saber qué ocurría empezaron a empujar. Ahí se descontroló todo porque entonces vinieron las carreras, los porrazos, las caídas y la sensación de pánico.»
Antes de llegar a este acuerdo, los integrantes de Curva Nord escucharon de boca de Fernando Gómez el proyecto y las ideas que tiene de cara a solucionar los problemas que arrastra la entidad. Al respecto, la Curva siempre ha mantenido que no se pronuncia en las 'luchas internas' de la sociedad porque deja plena libertad a sus miembros.
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