Alrededor de 200 aficionados valencianistas se hicieron notar ayer con sus ánimos y vistosidad, a pesar del espectacular ambiente que registró el estadio de Anoeta. Hasta 16 horas de autobús emplearon los seguidores blanquinegros, entre ida y vuelta, para estar al lado de su equipo en el trascendental encuentro de anoche en el coliseo donostiarra.
A pesar de la inmensa inferioridad numérica en la grada, los valencianistas es escucharon más que nadie cuando Soldado batió a Claudio Bravo, ondeando sus bufandas naranjas al viento y celebrando el importante tanto del delantero. Protestaron también las manos fuera del área del portero chileno, una de las grandes polémicas de la noche, pero al final la caldera de la afición local, aupada por el brillante juego de los realistas en la segunda parte y los cuatro goles, hizo casi inaudibles sus cánticos.
La tensión del tramo final del encuentro provocó momentos vibrantes en la grada, y los seguidores blanquiazules acabaron siendo la viva imagen de la pasión y la felicidad, abrazándose y levantando los brazos ante la victoria de los vascos.
Y es que el Valencia comprobó que Anoeta iba a ser territorio hostil nada más bajarse del autobús. Cuando los jugadores de Valverde llegaron al estadio hora y media antes del inicio del partido, una decena de seguidores valencianistas les esperaban, pertencientes a la Peña Valencianista de Gátova. Pero también medio centenar de hinchas de la Real que no repararon en insultos para recibir a Albelda o a Soldado. El capitán no dudó en hacerles un gesto de tranquilidad para que depusieran su actitud provocativa.
Esa tensión volvió a repetirse con los componentes de la Curva Nord, que recibieron botellazos por parte de algunos radicales donostiarras cuando se dirigían al estadio. Ya en el interior de Anoeta, al acceder a las gradas, sus cánticos «que viva España» encendió al sector ultra de la grada vasca, que les respondió con un «españoles hijos de puta» y «Soldado muérete». La cosa, afortunadamente, no pasó a mayores, aunque el encuentro fue de alta tensión en el césped y entre el público.
Eso sí, los momentos de calentura no impideron que los más de dos centenares de seguidores valencianistas inundaran las gradas de Anoeta de pasión blanquinegra. Representantes de siete peñas del conjunto de Mestalla estuvieron presentes en San Sebastián. Alguna de ellas llegadas desde muy lejos, como la 'Che Chorra' de Castillejo de Iniesta en Cuenca. Los peñistas castellanos se dejaron notar desde primera hora de la mañana en el hotel del equipo, y dieron color a la llegada de los hombres de Valverde. Allí Roberto Soldado fue mucho mejor recibido que por los ultras de la Real unas horas después. El delantero se convirtió en objeto de deseo para los peñistas más jóvenes, que no dudaron en llevarse una firma en la camiseta de su ídolo para poder lucirla con orgullo cuando vuelvan al colegio en Castillejo. Sus colegas de la Penya Valencianista de Paiporta tanbién escenificaron su pasión valencianista con una pancarta que dejaba bien claras sus intenciones: «Sempre amunt, la força d´un sentiment».
Más de ocho horas de autobús bien valían dejar claro que a San Sebastián habían llegado para no dejarse intimidar. Con respeto, pero sin caer en el desaliento.
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