Españeta presidente, Españeta presidente» fue el cántico que corearon al unísono los aficionados de la Curva Nord cuando el colegiado Teixeira Vitienes decretaba el final del primer tiempo. Un gesto, „el de erigir al entrañable utillero como candidato eventual a la presidencia„ que a pesar de ser elocuentemente jocoso, más de uno aprobaría en días de inestabilidad institucional. Fue una jornada inolvidable Bernardo España Edo. Además de ser protagonista del tifo, recibió una placa por parte del propio grupo de animación como reconocimiento a su longeva trayectoria. Es un símbolo perenne e innegociable para el valencianismo, y la Mestalla lo sabe.
Desde el inicio del partido existió una perfecta comunión entre la grada y el equipo. Conscientes de la trascendencia del partido y después de que Isco agitara la previa con sus declaraciones durante la semana, los aficionados elevaron al Valencia por encima de cualquier obstáculo. Cada vez que el excanterano participaba del juego, Mestalla lo asfixiaba. El ambiente era de puro valencianismo, y la efervescencia desbordó la grada en los seis minutos mágicos en los que el equipo anotó 4 goles. Banega, Parejo y compañía cambiaron los murmuros por aplausos de reconocimiento, y en la segunda parte la ola mexicana refrendó el festival de fútbol. La afición desempolvó el clásico «Que bote Mestalla», y cuando se retiró Albelda por lesión se puso de pie para corear su nombre. La afición agradeció el esfuerzo de los futbolistas con ovaciones, y festejó el resultado de una ceremonia que recuerda a los éxitos del pasado.
Desde el inicio del partido existió una perfecta comunión entre la grada y el equipo. Conscientes de la trascendencia del partido y después de que Isco agitara la previa con sus declaraciones durante la semana, los aficionados elevaron al Valencia por encima de cualquier obstáculo. Cada vez que el excanterano participaba del juego, Mestalla lo asfixiaba. El ambiente era de puro valencianismo, y la efervescencia desbordó la grada en los seis minutos mágicos en los que el equipo anotó 4 goles. Banega, Parejo y compañía cambiaron los murmuros por aplausos de reconocimiento, y en la segunda parte la ola mexicana refrendó el festival de fútbol. La afición desempolvó el clásico «Que bote Mestalla», y cuando se retiró Albelda por lesión se puso de pie para corear su nombre. La afición agradeció el esfuerzo de los futbolistas con ovaciones, y festejó el resultado de una ceremonia que recuerda a los éxitos del pasado.
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