Nunca se le va a olvidar a Dani Güiza lo caro que le está costando el haber escupido hacia el cielo en el pasado, pues ahora le está cayendo todo en la cara. El delantero jerezano lleva una semana como futbolista del Cádiz y ya ha tenido que aguantar de todo.
Insultos, malos deseos y un rotundo rechazo de los que van a ser sus aficionados la próxima temporada. El cadista ya se ha encargado de dejar claro que a Güiza no lo quiere ver por Carranza ni en pintura, pero lo último ha sido el rechazo mostrado el sábado por los ultras del nuevo Xerez Deportivo durante el triangular que se disputó en el Estadio Iberoamericano en San Fernando.
Desde antes de entrar en el campo hasta que se echó el telón, los cafres que se hacían llamar defensores del conjunto xerecista repudiaron al campeón de Europa únicamente por haber formalizado su fichaje por el Cádiz.
Feas palabras las que tuvo que tragarse Güiza de los que hasta hace dos días lo tenían como un ídolo por su brillante trayectoria y por haberse declarado incondicional del xerecismo.
Ahora el delantero está siendo esclavo de sus palabras, y si un día dijo que nunca se pondría la camiseta amarilla ya se están encargando bien de recordárselo los de un lado, pero el hecho de que haya terminado poniéndosela también se ha tomado como una traición en los del otro. Más si se tiene en cuenta que Güiza prometió acabar su carrera deportiva de azulino.
Hablar más de la cuenta fuera del campo le está costando caro en una tierra que solamente lo vio nacer, pero que no ha sido donde se ha hecho grande en el mundo del fútbol. Güiza tuvo a muy temprana edad que buscarse el pan fuera de su casa, y ahora que ha vuelto no ha sido capaz de encontrar todavía el calor de los suyos.
Curioso que Sanlúcar sea el único lugar en el que ha sido bien tratado. El sábado de su presentación y debut recibió una sonada y afectiva ovación al momento de entrar en el campo, y un apoyo incondicional que silenció los tímidos insultos de contados aficionados del Cádiz. Incluso se hicieron fotos con él sobre el césped al terminar el partido, alguno hasta vestido de amarillo.
No deja a nadie indiferente pese a estar en el ocaso de su carrera, pues numerosos medios nacionales se interesaron por su posible participación en San Fernando que no se produjo. El morbo vende y para Güiza, las palabras nunca se las llevará el viento.
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