Primer partido en El Sadar y primera victoria, se esperaba un gran ambiente, una fiesta y durante los primeros cinco minutos así fue.
Osasuna atacaba y la grada apretaba hasta que un murmullo empezó a recorrer la grada, el aforo de la zona baja del graderio sur estaba completo y ningún espectador más podía acceder a ella. Los motivos fueron la reducción de las localidades por las últimas reformas del estadio por motivos de seguridad y las multas recibidas durante la pasada temporada que han obligado a controlar el aforo de dicha zona.
Todavía quedaban socios por entrar y cuyo asiento estaba ocupado por otros espectadores que habían conseguido acceder antes a la zona.
La indignación en la grada del estadio rojillo fue creciendo y en el minuto cinco del partido la zona izquierda de dicha zona comenzó a vaciarse. Al grito de “directiva dimisión” los aficionados fueron abandonando la grada como protesta.
Los pasillos interiores se llenaron de seguidores que permanecieron en ellos durante 55 minutos.
El ambiente en el campo se enrareció, los cánticos fueron a menos, El Sadar no rugía como acostumbra e incluso la afición del Mirandés se escuchaba con más fuerza que la hinchada local.
El encuentro fue a menos, crecieron las imprecisiones y la lucha en el centro del campo. Los rojillos empezaron a sufrir, las acometidas del Mirandés por banda derecha parecía que podían desarbolar el sistema defensivo osasunista y el silencio comenzó a reinar en el feudo pamplonés.
Por primera vez en mucho tiempo, los gritos de los jugadores de ambos equipos y las indicaciones de los dos entrenadores se oían sin problemas, como si de un entrenamiento o de un encuentro de pretemporada se tratase.
Algunas zonas de la grada intentaron tímidamente comenzar algunos cánticos sin éxito y con un empate gris y un ambiente extraño se llegó al descanso.
En la segunda mitad los de Martín salieron concienciados a mejorar lo mostrado en su estreno en casa. A los 13 minutos, el fondo sur comenzó a poblarse de nuevo, con el cántico “nos quieren echar de nuestro Sadar, lucharemos más, gritaremos más”, los hinchas osasunistas volvieron a su lugar. Una sonora pitada por parte del resto de la afición les recibió.
A pesar de la confrontación, los cánticos volvieron a sonar, la grada volvió a aplaudir y El Sadar volvió a parecerse a ese estadio con un “ambiente especial” que le habían prometido al joven Pucko que tendría a lo largo de la semana.
Finalmente, Álex Berenguer hizo estallar a la grada, que tuvo que aguantar un partido muy sufrido por el calor y la intensa disputa que hubo en el terreno de juego.
Con el marcador a favor los minutos finales se antojaban complicados, pero la euforia por celebrar el primer gol en casa los hizo más llevaderos.
LA SOLUCIÓN Una vez terminado el partido, el club anunció la solución para que el próximo partido de liga en casa el día 12 contra el Leganés no suceda un hecho similar. La medida será la de repartir entradas a los socios que posean su localidad en la zona baja del graderio sur para evitar que espectadores de otras zonas completen el aforo de la misma
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