Desde que el pasado 4 de diciembre, CSD, FEF y LFP se reunieron de urgencia para unir fuerzas y criterios en la lucha contra la violencia física y verbal en los estadios tras la reyerta mortal del Manzanares, la LFP ha hecho 52 denuncias de cánticos o pancartas intolerantes en el deporte para su posterior análisis. Hasta el pasado 13 de enero, cuando se aprobó la nueva normativa del Código Disciplinario de la RFEF que recogía como novedad los cierres parciales de estadios, lo hizo directamente a la Comisión Antiviolencia. Como hacía cada jueves. Desde entonces, lo ha hecho también al Comité de Competición (cada martes) a través de un comunicado oficial y con documentos audiovisuales para demostrar que su aportación a la causa era firme. De esas 52 denuncias realizadas por la LFP, Competición ha abierto expediente en diez casos que ahora están en fase de alegaciones de los clubes. Otros dos informes se archivaron. Bien porque los incidentes se produjeron fuera del estadio o bien porque las pruebas sonoras eran de mala calidad y no permitían distinguir los insultos. El resto se desechó por falta de pruebas. En la actualidad, todavía no hay ninguna sanción.
Aunque Antiviolencia hace sus propias propuestas de sanción a la Delegación del Gobierno, normalmente ha respondido de la misma forma a la mayoría de denuncias de la LFP: “Se remitirán a la RFEF para su consideración, a los efectos disciplinarios correspondientes, por cuanto no se ha realizado identificación de autores, sino de grupos de aficionados”.
Señalados. En Primera ha habido 32 denuncias de la LFP, siendo 12 los clubes acusados. El Sevilla, con diez denuncias (casi todas a los Biris), ha sido el más castigado. En Segunda hay 20 repartidas entre ocho clubes. La Peña Ligallo del Zaragoza es la más denunciada por la aportación de los aficionados a través del buzón electrónico que creó la LFP el 3 de febrero para que se delate a los violentos desde el anonimato.
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