Pasó cinco años por Grecia y por sus estadios de primera división, la Superliga. Quedó maravillado porque “como futbolista nunca más viviré lo que viví allí, es algo único. Cuando las cosas van bien la gente te idolatra, te hacen sentir muy importante; si las cosas se tuercen aumenta tremendamente la presión, pasas al otro vértice y la vida (deportiva) puede ser muy complicada, aunque sin llegar la sangre al río. Afortunadamente a mí siempre me fue bien”. Vitolo trata de explicar cómo es la extrema pasión que sienten los griegos por el fútbol, deporte que el gobierno de Syriza ha parado durante –al menos- un mes para tratar de poner bajo control la violencia en sus gradas, tras los incidentes entre el Panathinaikos y Olympiacos del pasado domingo.
“Puede ser una forma de castigo. Intentar dar una lección… pero, personalmente, creo que cuando el fútbol regrese pasará lo mismo porque muchos aficionados sólo entienden el fútbol de esa manera. Para ellos es normal”, comenta el tinerfeño a El Confidencial. El ministro adjunto de Deportes, Stavros Kondonís, con el beneplácito del primer ministro Alexis Tsipras, quiere instalar una entrada electrónica para acceder a los estadios que permite conocer la identidad del comprador y su ubicación en el recinto.
¿Y cómo pasará este tiempo la sociedad griega sin fútbol? “Es como dejar a la gente sin respirar. Allí tienen una mentalidad diferente a la de aquí. Todo el mundo es de un equipo de fútbol y desprende una gran euforia que, a veces, llega a parecer incontrolable. El fútbol, para estos aficionados, es más importante que la religión. Hay auténtico fanatismo”. Vitolo, que pasó un año en el Aris, dos en el PAOK y otro par en el Panathinaikos, tiene la experiencia suficiente como para que su opinión sea una de las más contrastadas en este sentido.
Pasó cinco años por Grecia y por sus estadios de primera división, la Superliga. Quedó maravillado porque “como futbolista nunca más viviré lo que viví allí, es algo único. Cuando las cosas van bien la gente te idolatra, te hacen sentir muy importante; si las cosas se tuercen aumenta tremendamente la presión, pasas al otro vértice y la vida (deportiva) puede ser muy complicada, aunque sin llegar la sangre al río. Afortunadamente a mí siempre me fue bien”. Vitolo trata de explicar cómo es la extrema pasión que sienten los griegos por el fútbol, deporte que el gobierno de Syriza ha parado durante –al menos- un mes para tratar de poner bajo control la violencia en sus gradas, tras los incidentes entre el Panathinaikos y Olympiacos del pasado domingo.
“Puede ser una forma de castigo. Intentar dar una lección… pero, personalmente, creo que cuando el fútbol regrese pasará lo mismo porque muchos aficionados sólo entienden el fútbol de esa manera. Para ellos es normal”, comenta el tinerfeño a El Confidencial. El ministro adjunto de Deportes, Stavros Kondonís, con el beneplácito del primer ministro Alexis Tsipras, quiere instalar una entrada electrónica para acceder a los estadios que permite conocer la identidad del comprador y su ubicación en el recinto.
¿Y cómo pasará este tiempo la sociedad griega sin fútbol? “Es como dejar a la gente sin respirar. Allí tienen una mentalidad diferente a la de aquí. Todo el mundo es de un equipo de fútbol y desprende una gran euforia que, a veces, llega a parecer incontrolable. El fútbol, para estos aficionados, es más importante que la religión. Hay auténtico fanatismo”. Vitolo, que pasó un año en el Aris, dos en el PAOK y otro par en el Panathinaikos, tiene la experiencia suficiente como para que su opinión sea una de las más contrastadas en este sentido.
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