El Parma no jugará hoy contra el Udinese. No tiene dinero ni para abrir el estadio, ni para pagar la luz, el servicio de seguridad y las ambulancias, por lo que se ha visto obligado a aplazar el partido de Liga. Le quedan 40.000 euros en las cajas, insuficientes para los gastos que supone un partido.
Es sólo el último capítulo de una crisis que empezó el pasado mes de mayo con la exclusión de la Liga Europa por impagos del IRPF y una deuda de 300.000 euros. Desde entonces, han desfilado por las oficinas del club hasta cinco presidentes. El último, Gianpietro Manenti, prometió la semana pasada que pagaría los sueldos de jugadores y empleados (no cobran desde agosto). Es más, anunció que las transferencias ya estaban en camino.
“Le pido a los hinchas que confíen en mí. Haré las cosas con criterio y contamos con respetar los plazos”, dijo el día de su presentación. Los plazos terminaron el lunes. Los jugadores no han cobrado. Los empleados tampoco. Esta semana, además, en la ciudad deportiva han sido embargadas cuatro furgonetas por antiguas deudas de 100.000 euros.
La plantilla no se entrenó en los últimos días. Se pasó las tardes reunida con el alcalde de la ciudad y Damiano Tommasi, presidente de la Asociación de Futbolistas. “Hemos esperado siete meses, vamos a esperar algunos días más como muestra de confianza hacia el nuevo presidente”, dijo Lucarelli, capitán del Parma, que ha puesto como fecha límite la de mañana.
¿Soluciones? “Debe intervenir la Lega Calcio (la Liga de Fútbol italiana) para dar continuidad al club de aquí a final de temporada. No tiene ni para abrir el estadio ni para pagarse los desplazamientos”, explica Tommasi por teléfono. “Hay que encontrar fondos para que el Parma termine el campeonato”, añade.
Un campeonato que ahora corre el riesgo de ser falseado. En la última reunión que Tommasi mantuvo con la plantilla (principios de febrero) pidió a los jugadores que tuviesen cuidado con las apuestas ilegales, ya que esa podía convertirse en su única fuente de ingresos. Hizo un llamamiento para respetar la regularidad de la competición. Ahora mismo, no hay fecha para el partido entre Parma y Udinese -"habrá que esperar no menos de diez días", asegura Tommasi-. No la habrá hasta que la Lega Calcio encuentre fondos para costear los gastos de un club con una deuda de más de 70 millones y, de ellos, 15 en nóminas.
Si en el primer equipo los jugadores no cobran desde agosto, en el filial -entrenado por Hernán Crespo- las penurias son aún mayores. "No hay ni agua caliente. Nos duchamos con agua fría y los chavales han enfermado varias veces ya", ha contado Hernán Crespo, técnico del equipo B del Parma. "He visto construir el centro deportivo, el primer gol aquí lo marqué yo en su día. Haremos lo posible para seguir, ya estamos pagando de nuestros bolsillos los desplazamientos en coches particulares cuando jugamos fuera de casa", ha declarado Crespo.
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