Rotterdam se prepara para recibir este jueves a unos 2.500 aficionados del Roma, que viajarán a la ciudad portuaria para presenciar el partido de vuelta de la Europa League contra el Feyenoord. Los hinchas holandeses dañaron el pasado miércoles la fuente de la Barcaccia (del siglo XVII) junto a la famosa Plaza de España romana, en una batalla campal saldada con medio centenar de detenidos y varios heridos, y el ayuntamiento holandés quiere evitar posibles revanchas. Además de un plan de emergencia, que de aplicarse, permitiría actuar con contundencia a la policía, se ha dispuesto un tren especial. Conectará la estación central de Ámsterdam con el estadio De Kuip, escenario del encuentro, y será vigilado por las fuerzas del orden y el personal de seguridad de los ferrocarriles. El encuentro dará comienzo a las 21:05 horas, y para el regreso se habilitarán dos trenes. Los fans que lleguen por su cuenta a Rotterdam serán conducidos primero al puerto antiguo. Desde allí, accederán al estadio en autobuses. El gasto que todo ello implica y la posibilidad de que haya peleas, preocupa también al Feyenoord, que teme por su imagen. Por eso la dirección ha pedido “mesura” a sus socios y seguidores.
n un gesto sin precedentes, el Senado holandés ha urgido de su lado al Gobierno a correr con los gastos de restauración de la Barcaccia. Los violentos, varios centenares, formaban parte de un grupo cercano a los 7.000 aficionados que viajaron a la capital italiana para animar a su equipo. El Feyenoord empató (1-1) contra el AS Roma, y el bochorno por la actuación de los ultras ha ido en aumento en La Haya, sede el Ejecutivo. Los senadores consideran que los 10.000 euros de la reparación deben salir de las arcas del Estado. Hasta el momento, las autoridades se habían limitado a apoyar las iniciativas privadas -en especial una cuenta digital- abierta a tal efecto.
“Creemos que se trata de un caso excepcional y el Gobierno debe actuar”, ha dicho Roger van Boxtel, senador de los liberales de izquierda, uno de los partidos de la oposición. La socialdemocracia, que gobierna en coalición con los liberales de derecha, piensa lo mismo. Según Marleen Barth, una de sus senadoras, “no podemos dar la sensación de que miramos hacia otro lado ante estos destrozos”. Entre los empresarios dispuestos a abonar la factura figura la empresa Real Woudenberg. En su agenda constan trabajos de prestigio en el Rijksmuseum, de Ámsterdam, y la galería de arte Mauritshuis, de La Haya. La cifra total de daños barajada en Holanda, en función de los datos llegados de Roma, ronda los 200.000 euros. Además de la fuente, los radicales destrozaron cuanto hallaron a su paso en los alrededores.
La fuente de la Barcaccia pertenece al barroco italiano y tiene forma de barca medio hundida. Encargada por el Papa Urbano VIII al escultor Pietro Bernini, recordaba las crecidas del río Tíber en la zona de la Plaza de España de la capital italiana. Acababa de ser restaurada por valor de unos 200.000 euros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario