El macrojuicio contra los Casuals, la facción más violenta de los ultras del Barça, comienza hoy en la Audiencia de Barcelona. El líder de la banda, Ricardo Mateo, alias ‘Lucho’, se enfrenta a una pena de 120 años de prisión por presuntas extorsiones en discotecas, dar palizas por encargo y traficar con drogas. Junto a él se sientan en el banquillo otros 28 miembros de los Casuals y Minicasuals que, según la fiscalía, "formaban una banda criminal dedicada a cometer de manera sistemática y profesionalizada acciones contra la propiedad, la integridad física y la libertad ajenas". Algunos de los acusados se enfrentan a penas de hasta 60 años por delitos como asesinato en grado de tentativa, allanamiento violento de local abierto al público, tráfico de drogas, tenencia ilícita de armas, lesiones con objetos peligrosos, extorsión y coacciones, entre otros.
La banda comenzó a actuar en marzo de 2006, cuando un grupo de hombres irrumpió en la discoteca Pachá de Barcelona. Convirtieron la sala en un campo de batalla, agrediendo a camareros y clientes con puños americanos y barras de hierro. Desde entonces y durante cuatro años, los Casuals convirtieron la noche barcelonesa en una pesadilla de violencia y extorsión. Cada domingo, durante 10 meses, acudieron armados a Razzmatazz a buscar pelea. En septiembre de 2009, algunos miembros se presentaron en la discoteca Opium, junto al puerto olímpico, y provocaron el caos habitual. También en 2009 Mateo ordenó matar al guardaespaldas que trabajaba como portero en el parque acuático Isla Fantasía. El miedo de las víctimas hizo que nadie denunciase los hechos, algo que permitió a la banda seguir actuando durante años.
Durante este tiempo el grupo se especializó en la ejecución de agresiones por encargo y en extorsionar discotecas a las que les pedían dinero o que les contrataran como guardias de seguridad a cambio de no atacar a clientes y generar altercados violentos en los locales, y también al tráfico de drogas. Según la fiscal, obtuvieron de este modo "un enorme capital sin desempeñar actividad laboral lícita alguna", destinando las ganancias a sus gastos particulares, inversiones y compra de bienes de elevado precio, como coches de alta gama que después utilizaban en sus negocios ilícitos. Además, Ricardo Mateo ostentaba en los Casuals un indiscutido liderazgo, decidiendo qué encargos criminales se aceptaban y cómo debían llevarse a cabo, asignando cometidos a sus subordinados y manteniendo contacto constante telefónico y presencial con ellos, principalmente en un bar y una tienda de L'Hospitalet desde donde operaban.
Mateo y dos de los Casuals que comparecerán hoy martes ante el juez como acusados, José Antonio P.B. y César I.M., fueron absueltos en noviembre de 2012, junto a otros 13 miembros más de la banda, de los delitos de detención ilegal, amenazas y lesiones, por falta de pruebas. En este caso, el juez condenó a Mateo a un año de cárcel por tenencia de armas y falsedad documental.
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