Guarda silencio El Molinón estos días, vacío, preparado para la finalísima del sábado ante el Tenerife (18.30 horas), ocho días antes del inolvidable aniversario del 15-J, el día del último ascenso. «Los jugadores tienen que salir a morder desde el primer minuto porque ese partido representa muchas cosas. El equipo tiene que ganar, sí, pero también ofrecer un espectáculo de raza para enganchar a la gente de cara al 'play off'. Es fundamental este partido», reconocía ayer un exfutbolista del Sporting en los alrededores del estadio.
Fuera del microclima de vestuario, el club se moviliza para poner toda la carne en el asador en la cocina de un partido que alumbrará en noventa minutos el primer paso hacia el éxito o, en un escenario que nadie quiere contemplar, decidirá si la temporada ha sido un fracaso. Garantizar el 'play off', incluso acceder hasta la primera posición en la puerta de entrada a la eliminatoria -siempre que el Murcia tropiece ante el Castilla-, o derrumbarse en el último momento.
En ese sentido, el consejo de administración del Sporting mantuvo una reunión en la tarde de ayer y acordó repetir el día del acompañante para facilitar un ambiente acorde con la trascendencia del encuentro. ¿El objetivo? Superar de forma holgada el umbral de los 20.000 aficionados y, con un triunfo, enganchar de forma definitiva a todo sportinguista para la causa del 'play off'. 24.000 espectadores hubo el día del último ascenso.
Desde esta misma mañana volverá a estar a disposición de los abonados la posibilidad de retirar un máximo de cuatro entradas para el choque frente al Tenerife, previa presentación del carné de socio, con precios que oscilan entre los 10 y los 15 euros. Las localidades para el público en general volverán a situarse entre los 20 y los 30 euros.
El ambiente, no obstante, parece garantizado. La llegada de Abelardo al banquillo supuso un importante estímulo en el aspecto ambiental, paralizado, melancólico y decaído. Motivado por los malos resultados, se detectaba un preocupante desafecto en las últimas semanas de José Ramón Sandoval al frente del banquillo de El Molinón. El Sporting del técnico de Humanes había tocado fondo en lo deportivo y en lo social. Acarició las alturas en la visita del Numancia a Gijón (22.050 aficionados), justo antes de entrar en caída libre tras un debastador balance de solo dos victorias, un empate y cinco derrotas. Sandoval dirigió su último partido en El Molinón ante 16.927 personas, pese a los intentos del club por reactivar el ambiente con la puesta en marcha del día del acompañante. Abelardo se sentó en el banquillo ante el Hércules frente a 17.560. Y dirigió su último encuentro en El Molinón, en la visita del Barcelona B, ante 18.112 aficionados, en un partido condicionado por la cuestión horaria, las 16 horas.
Al carisma del exfutbolista se han unido los resultados. Sembró muchas dudas en el ambiente el partido disputado en La Romareda, pero, más allá de esos noventa minutos, el ejercicio del Sporting en estas cuatro jornadas le convierte en el segundo mejor equipo de Segunda en este tramo, únicamente superado por el Alcorcón (9) y con los mismos puntos que el Eibar (8), pero con mejor diferencia de goles. Los números y la fiabilidad del equipo, que aspira a igualar con otra victoria el arranque del Sporting del presente curso, tienen tirón.
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