«Cuando llegamos a la directiva dejamos claro que el club se declaraba abiertamente en contra del racismo y la homofobia en los campos de fútbol. Hay un sector que, simplemente, no está de acuerdo. Pero hay otro que lo entendió como una declaración de guerra y de confrontación. Para ellos somos un enemigo que quieren erradicar». Así de dura y de contundente es la explicación que los responsables de la Unión Club Ceares dan a lo que les está sucediendo. Tras varios años soportando «amenazas, incluso personales, en la calle, en los bares; provocaciones; pintadas de simbología de extrema derecha en La Cruz» e incluso agresiones, la directiva se pregunta «¿por qué nosotros?». Y la respuesta que dan es esa. Que no todos están de acuerdo con su decisión de no permitir ni un insulto racista en el campo, algo que en una ocasión incluso les llevó a invitar a un aficionado a abandonar el campo.
Lo explica Xosé Estrada, secretario del club, en representación de todos los que sufren una situación más que incómoda que en algún momento incluso les llega a provocar miedo. Su vicepresidente fue agredido en 2012. A partir de ahí se han sucedido los episodios violentos, hasta que el 1 de junio vivieron un auténtico susto, con la presencia en los alrededores del campo de «un grupo de ultraderechistas que querían volver a hacer de las suyas». Pero ese día el Ceares recibía la visita del Trival Valderas y había 1.500 personas en el campo, por lo que había suficiente presencia policial, que consiguió dispersar al grupo. Algunos accedieron al partido, donde no faltaron «las provocaciones y saludos fascistas».
Estrada admite que deberían haberlo hecho público. Hasta ahora han intentado no causar más alarma. Pero «el importante crecimiento del club, a nivel deportivo y social», creen que puede haber provocado aún más ganas de bronca en quienes han fijado en el Ceares su objetivo. «A quienes nos ven como su antítesis esto les molesta especialmente, que hablen bien del club, de la ejemplar actitud de jugadores y aficionados». Ahora han alzado la voz para que «esto acabe aquí. Que nos dejen en paz. Vosotros a lo vuestro y nosotros a lo nuestro».
Por su parte, la directiva ha mandado siempre el mismo mensaje a sus seguidores: «Que están tranquilos. Que no entren en confrontaciones, que sigan apoyando al club y eviten entrar en ese juego. Porque si entramos en el juego de la violencia tenemos las de perder».
Pese a todo, nadie en la directiva ha pensado en abandonar. «Al contrario, nos hace tener las cosas más claras». Dicen que puede más la satisfacción por la labor que realiza un club que esta temporada tendrá más de 500 socios y que reúne a unos 800 aficionados en cada partido en casa.
Por si todo esto no fuera suficiente, en la madrugada de ayer un grupo de individuos cuya identidad se desconoce accedió a las instalaciones del club con intención de «causar el mayor daño posible». Rompieron material, esparcieron la basura de los contenedores en el campo y se llevaron algunos objetos. Es «otra situación desagradable para el club».
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