«El partido entre el Zamalek y el TP Mazembe de la Champions League africana se jugará sin público en el Estadio de Alejandría». El ministro del Interior egipcio fue claro y conciso en su comunicado, no dejando lugar a la duda.
Tras la tragedia de Port Saíd de 2012, cuando en un partido de liga egipcia entre el Al Masry y el Al Ahly los fanáticos de ambos equipos iniciaron una batalla campal que finalizó con 74 fallecidos y más de 1.000 heridos, el propio Gobierno de Egipto se encarga de gestionar el fútbol del país africano, en decadencia desde aquel momento.
En las últimas fechas, el presidente del Zamalek, Mortada Mansour, se manifestó en contra de los radicales de su club.
En respuesta, estos atacaron la sede del equipo durante las celebraciones por la consecución del título de Copa la semana pasada y agredieron a los aficionados y a los propios jugadores del Smouha, club rival en la final.
Así que, antes de que la situación empeore, el Ministerio del Interior ha decidido que el partido de Champions que jugarán esta noche frente a los congoleños del Mazembe sea a puerta cerrada.
Un presidente peculiar
«Los ultras son unos psicópatas. He intentado negociar con el gobierno la entrada de algunos aficionados pero no han cedido por culpa de estos grupos radicales», afirmó Mansour, quien renovó por tercera ocasión su presidencia del Zamalek en marzo.
Tras ser reelegido, se postuló como presidente de Egipto. Entre sus objetivos estaba prohibir el alcohol y planeaba atacar Etiopía. Pronto se retiró de la carrera presidencial, pero su carácter sigue presente.
De hecho, en la rueda de prensa donde explicó la sanción al Zamalek, expulsó a los periodistas de Bein Sport, medio catarí, por afirmar que su club había comprado la final de Copa: «No hay que hacer caso de unos periodistas cuyo medio está dirigido por una mujer”, en referencia a Sheika Mozah, esposa del emir qatarí Hamad al Thani y cuya influencia sobre el medio catarí es notable. Además, por si fuera poco, afirmó: «Si fuera presidente de Egipto, destrozaría Catar en solo cinco minutos».
Fútbol y política se unen y, como suele ser habitual, los perjudicados son los aficionados. Por la minoría radical, los aficionados no podrán apoyar a su club en el vital partido de Champions League, pues actualmente se encuentran en el último lugar del Grupo A. Y su mediático entrenador, Mido, podría tener las horas contadas si no logra un buen resultado. Por lo pronto, nadie jaleará al Zamalek en casa. Su Champions se ha quedado sin afición.
No hay comentarios:
Publicar un comentario