Una vez salían los jugadores al terreno de juego, desde ese
mismo fondo se desplegaba un banderón que cubría todo el fondo vallecano con
una nueva pancarta, “UN RAYO QUE NOS
MARCA EL CAMINO” y con el dibujo en el banderón del dios arrojando un rayo
a Neptuno.
Comenzó el partido y nadie de ese fondo quitaba el banderón,
sin poder ver el trascurso del partido, hasta al menos 5 minutos después del
comienzo y con un rugido de cánticos que no terminó en casi todo el partido aún
cayendo los goles por parte del equipo visitante.
Primero fue Villa en el minuto 8, luego Arda en el 30, pero
el Rayo no perdía la cara al partido, y consiguió su primer gol en el minuto 40
por Viera.
Esto hizo que la animación en el campo no decayese en ningún
momento, ya que los locales siguieron luchando hasta el final del partido
aunque sería de nuevo los visitantes los que se adelantarían en el marcador, de
nuevo por Arda en el minuto 44, y la desgracia de un gol en propia puerta de
Saúl en el 74, para terminar con el resultado de 2 a 4, con el gol de Larrivey.
El Rayo demostró pundonor y que merece por su esfuerzo
seguir en la máxima categoría del futbol español, y el Atlético continuaría su
sueño de poder conquistar el título. La afición de 10 como suele ocurrir en
Vallecas, y más en los derbys.
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