Los seguidores radicales del Real Madrid quieren agotar todas las vías hasta recuperar su territorio en Concha Espina. Según han acordado, el nuevo discurso de Ultras Sur debe enterrar la violencia y las amenazas en aras de demostrar a la directiva madridista que no representan un peligro. Desde que el pasado 26 de diciembre el Real Madrid se pusiera en contacto con cada uno de los socios abonados de la Grada Joven para comunicar de manera oficial el fin de su vínculo con el Club, la estrategia de Ultras Sur ha ido cambiando de rumbo. Inicialmente las amenazas a los seguidores que pretendían ocupar el vació de la nueva Grada de Animación, los disturbios en el graderío y los canticos contra Florentino Pérez fueron la tónica predominante de su protesta. Táctica e imagen que ahora quieren mutar desde la grada del Bernabéu y del Alfredo Di Stefano.
Tal como adelantó Terra, los Ultras Sur están dispuestos a utilizar los partidos del Castilla, donde obtienen localidades sin impedimento, así como los encuentros del Real Madrid en casa, en los que compran entradas en diferentes sectores del estadio para posteriormente agruparse, como un altavoz de su apoyo al equipo, sin reproches. De momento no quieren dar problemas para que Florentino Pérez no tenga un nuevo pretexto para acabar con ellos. Con ello estaría garantizada la ‘paz social’ que perseguía el presidente y volverían a ocupar un lugar dentro del Coliseo de la Castellana.
Los socios de la extinta Grada Joven, cuyo abono fue retirado, que no habían participado en ningún acto violento y carecían de antecedentes penales, se les reembolsaron 275 euros en concepto de la parte proporcional de la temporada de la que se les privaba. Desde las oficinas de atención al socio se le instaba a cada uno de ellos a que el Real Madrid estudiaría cada caso de forma personal y se les comunicaría en un breve periodo la decisión sobre su futuro. Muchos de ellos demandaban un cambio de localidad y otros tantos la vuelta al Gol Sur, ya que reunían los requisitos de la nueva Grada de Animación. Esta última opción la directiva madridista no la contempla, puesto que teme una reunificación y que con ella vuelvan los violentos.
Al inicio de cada temporada el Club presentaba a los abonados de la Grada Joven un documento de siete páginas y de copia única, que se quedaba en propiedad el Real Madrid, en el que los seguidores se comprometían a respetar una serie de cláusulas para poder disfrutar de la localidad de temporada más barata de todo el Bernabéu (565 euros).
En mencionado contrato, entre otras normas de comportamiento, se les indicaba que tenían la obligación de animar y que ante cualquier brote de violencia se les retiraría su condición de abonados. Hechos que cientos de socios del Real Madrid no han incumplido y por ello han tratado de exigir un trato diferente al de los identificados que provocaron la escisión en el seno de Ultras Sur. En ninguna cláusula figura el nombre de Ultras Sur o pertenencia a dicha peña, así como un trato global por pertenencia a la sección y no individual, por lo que varios de estos socios se han agrupado y puesto en contacto con asesores legales para emprender medidas contra el Club. La decisión de meter a toda la Grada Joven en el mismo saco puede pasarle factura al Real Madrid. Según el gabinete legal que está gestionando una de estas reclamaciones, la demanda podría prosperar si el Club no accede a la petición de los abonados.
Actualmente no existe un baremo fijo, aunque sí requisitos, para acceder por pleno derecho y como socio abonado del Real Madrid a la nueva Grada de Animación que Florentino Pérez ha puesto en manos de la asociación ‘Primavera Blanca’ y la peña ‘La Clásica’, quienes se encargan de gestionar las entradas-invitaciones para lo que resta de campaña. Agrupaciones que han sufrido las amenazas de Ultras Sur, ante lo que consideran una traición por ocupar su un sitio en el Fondo que consideran les pertenece.
Por su parte, el Real Madrid se cierra en banda a la hora de facilitar información sobre el funcionamiento de la nueva Grada de Animación. El número de invitaciones que se expiden cada partido y su distribución siguen siendo un enigma para los socios que han solicitado ingresar en este sector. La gestión de las 853 butacas del Fondo Sur así como los desplazamientos a domicilio están levantando ampollas entre los abonados y simpatizantes madridistas, que han denunciado públicamente un negocio paralelo en la reventa de estas localidades.
Aficionados con los que se ha puesto en contacto Terra confiesan haber adquirido hasta hace una semana entradas para diferentes partidos del Real Madrid en un establecimiento de la Calle Ibiza de Madrid. En el último partido de Liga ante el Betis, según apuntan varios seguidores, el Club podría haber financiado gran parte del desplazamiento, dejando a 5 euros la entrada y el viaje. Localidades que otros aficionados madridistas desplazados por su cuenta compraron a 35 euros. Los aficionados merengues denuncian que en esta nueva dirección se están beneficiando personas ajenas al Club, que no son ni socios ni abonados. Críticas que se extienden al Real Madrid, que consideran debería arrojar luz sobre la arteria del nuevo proyecto de animación del Santiago Bernabéu.
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