Sí
Si la gente no hubiese entrado por ese acceso, se habrían evitado aquellas muertes
Sí
El cierre del acceso habría evitado las muertes
Sí
Se equivocó al no darse cuenta de la necesidad de cerrar aquel acceso
Sí
Ese error fue la causa directa de 96 muertes
Sí
Con 70 años, David Duckenfield confirmó todas y cada una de las cinco afirmaciones. Entonó el 'mea culpa' y reconoció su responsabilidad prácticamente exclusiva en la gran tragedia del fútbol británico. Pues en Hillsborough, estadio del Sheffild Wednesday, aquel sábado 15 de abril de 1989, la semifinal de la FA Cup entre Liverpool y Nottingham Forest terminó con el peor resultado imaginable: 96 muertos y 766 heridos.
"Simplemente se bloqueó", afirmó Paul Greaney, abogado de la Federación de Policía de Inglaterra y Gales, que ejerció por sexto día de 'fiscal' en una nueva investigación abierta en la localidad de Warrington
Para ser justos, aquel día todos estábamos en shock.
Su trabajo estaba por encima de cualquier sensación de schock
Sí, señor, pero soy humano.
David Duckenfield, jefe de los cuerpos policiales encargados de la seguridad del estadio y los aledaños aquel día, había renegado varias veces sobre su responsabilidad, había declinado cualquier posible error por su parte en la toma de decisiones o en la ejecución de los mismas, pero...
Poco antes del inicio del partido, el graderío que se encontraba justamente detrás de la portería del Liverpool aparecía repleto. Por encima de su capacidad. Siempre se señaló a la Policía como culpable de la tragedia por permitir el acceso a más aficionados de los que el viejo Hillsborough podía aceptar dentro de los márgenes razonables de la seguridad, pero el Gobierno de Margaret Tatcher optó por culpar a un episodio violento entre hooligans como el detonante y, de hecho, con 96 cadáveres aún calientes se emitió la "Football Spectators Act" para controlar a los ultras.
Con el campo a rebosar y aún miles de aficionados esperando en los aledaños, David Duckenfield ordenó abrir la puerta C de Leppings Lane, para abreviar el acceso. Aquella decisión aliviaba lo precario de los siete tornos que contenían a unos 2.000 espectadores aún fuera del estadio, pero la puerta C conducía a un túnel que desencadenó una de las mayores tragedias de la historia del fútbol.
Aquellos 2.000 seguidores del Liverpool terminaron en los sectores tras la portería del equipo 'red'. Empujaron y empujaron hasta que sus correligionarios no pudieron más. Miles de aficionados se agolparon contra la valla que impedía el acceso al terreno de juego. Allí murieron 96 personas, algún familiar de Steven Gerrard incluido y casi 800 resultaron heridas en la aglomeración. Junto a Heysel, la mayor tragedia de la historia del fútbol, aunque al menos ahora ya hay a quien culpar por ello.
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