La investigación policial tras la muerte del hincha del Deportivo Francisco Javier Romero Taboada Jimmy el pasado 30 de noviembre durante la reyerta entre seguidores del club gallego y aficionados radicales del Atlético de Madrid no pasará a la historia como un ejemplo para promociones venideras. Las dos veces que la Brigada de Información de la Policía ha presentado a presuntos homicidas ante el juez han resultado fallidas e incluso han merecido la reprimenda del instructor o de la Fiscalía.
Los cuatro primeros detenidos a los que inicialmente se les imputó el homicidio de Jimmy pasaron seis meses en prisión para finalmente salir en libertad porque las pruebas que había contra ellos eran insuficientes. En concreto el magistrado del Juzgado número 20 de Madrid, Pedro Merchante, determinó el pasado 21 de mayo que la Policía incurrió en “un error de identificación de la persona que fue arrojada al río”, que “no es Francisco Javier Romero, sino otro”. Jimmy, continuó el auto del instructor, “fue arrojado al río Manzanares momentos después, en segundo lugar y a unos 40 metros de distancia del primero”.
Esta distinción realizada por el juez sobre quién cae primero al agua y quién después fue determinante para que el instructor descartara la implicación de los cuatro acusados inicialmente del homicidio, ya que la investigación policial identificó a los mencionados entre el grupo de personas que había cerca del chico que cayó en primer lugar al río. “No consta”, explicó el auto judicial, que los cuatro se encontrasen en la zona donde cayó Jimmy, “por lo que no se les puede atribuir su muerte”.
La decisión del magistrado -que dejó huérfana de autor la investigación- se produjo porque el instructor dio por buenos los testimonios de dos testigos clave en el caso. En concreto, la declaración del agente de movilidad que ayudó a salir del agua precisamente al hombre que cayó primero (el que la Policía confundió con Jimmy), quien le situó a la altura de una arboleda, y la del ciudadano que grabó con su móvil el vídeo que ha servido de prueba principal en el proceso.
A raíz de ambos testimonios, Merchante ordenó la libertad de los cuatro acusados obligó a la Policía a retomar el caso mediante la práctica de nuevas diligencias. Sin embargo, los agentes parecían empeñada en la misma línea de investigación. Fruto de estos nuevos rastreos, los investigadores detuvieron el pasado 19 de junio a 17 personas más vinculadas con la guerrilla callejera que se produjo en las inmediaciones del estadio Vicente Calderón. Entre ellos, la Policía identificó a dos menores a los que acusaba de ser los nuevos autores materiales de la muerte de Jimmy.
Sin embargo, los investigadores nuevamente recibieron un varapalo. La Fiscalía de Menores decidió dejar en libertad a ambos porque entendía no había pruebas suficientes para imputarles el delito de homicidio, sí el del riña tumultuaria, que es el mismo que se achaca al resto de detenidos. Siete meses después de aquel 30 de noviembre, por lo tanto, no existe un autor material de los hechos.
Por otro lado, la autopsia determinó con claridad que la causa de la muerte de Jimmy fue la “rotura traumática del bazo” causada por uno o varios golpes en el abdomen. Los impactos, sin embargo, no provocaron el fallecimiento instantáneo, sino que la membrana que cubre el miembro afectado se mantuvo durante un “tiempo de supervivencia” que permitió al seguidor del Dépor mantenerse vivo dentro del agua.
No fueron determinantes, por lo tanto, ni los golpes en la cabeza -que resultaron “graves, pero no mortales”, según la autopsia- ni el agua, ya que en ningún momento se encontró ni una sola gota en sus pulmones, lo que descarta totalmente el ahogamiento.
De hecho, según el testimonio de uno de los policías municipales que primero llegaron al lugar de los hechos, Jimmy estaba visiblemente vivo en el agua y, para evitar que se lo llevara la corriente, el agente le lanzó una de las cadenas con las que se amarran las sillas de la terraza del bar Andorra, situado junto a la presa 6 y a 40 metros de la zona en la que cayó el primer hombre. El hincha del Dépor la cogió y le dio un par de vueltas con ella a su muñeca para mantenerse en el sitio hasta que llegaran los Bomberos.
El hecho de que fuera el golpe en el bazo, por lo tanto, lleva a pensar que no es tan importante quién le lanza al agua como quién le atiza antes de caer al río, extremo que no se observa en el vídeo que sirve de prueba principal ni en ninguna otra grabación ciudadana aportada a la causa.
La decisión del magistrado -que dejó huérfana de autor la investigación- se produjo porque el instructor dio por buenos los testimonios de dos testigos clave en el caso. En concreto, la declaración del agente de movilidad que ayudó a salir del agua precisamente al hombre que cayó primero (el que la Policía confundió con Jimmy), quien le situó a la altura de una arboleda, y la del ciudadano que grabó con su móvil el vídeo que ha servido de prueba principal en el proceso.
A raíz de ambos testimonios, Merchante ordenó la libertad de los cuatro acusados obligó a la Policía a retomar el caso mediante la práctica de nuevas diligencias. Sin embargo, los agentes parecían empeñada en la misma línea de investigación. Fruto de estos nuevos rastreos, los investigadores detuvieron el pasado 19 de junio a 17 personas más vinculadas con la guerrilla callejera que se produjo en las inmediaciones del estadio Vicente Calderón. Entre ellos, la Policía identificó a dos menores a los que acusaba de ser los nuevos autores materiales de la muerte de Jimmy.
Sin embargo, los investigadores nuevamente recibieron un varapalo. La Fiscalía de Menores decidió dejar en libertad a ambos porque entendía no había pruebas suficientes para imputarles el delito de homicidio, sí el del riña tumultuaria, que es el mismo que se achaca al resto de detenidos. Siete meses después de aquel 30 de noviembre, por lo tanto, no existe un autor material de los hechos.
Por otro lado, la autopsia determinó con claridad que la causa de la muerte de Jimmy fue la “rotura traumática del bazo” causada por uno o varios golpes en el abdomen. Los impactos, sin embargo, no provocaron el fallecimiento instantáneo, sino que la membrana que cubre el miembro afectado se mantuvo durante un “tiempo de supervivencia” que permitió al seguidor del Dépor mantenerse vivo dentro del agua.
No fueron determinantes, por lo tanto, ni los golpes en la cabeza -que resultaron “graves, pero no mortales”, según la autopsia- ni el agua, ya que en ningún momento se encontró ni una sola gota en sus pulmones, lo que descarta totalmente el ahogamiento.
De hecho, según el testimonio de uno de los policías municipales que primero llegaron al lugar de los hechos, Jimmy estaba visiblemente vivo en el agua y, para evitar que se lo llevara la corriente, el agente le lanzó una de las cadenas con las que se amarran las sillas de la terraza del bar Andorra, situado junto a la presa 6 y a 40 metros de la zona en la que cayó el primer hombre. El hincha del Dépor la cogió y le dio un par de vueltas con ella a su muñeca para mantenerse en el sitio hasta que llegaran los Bomberos.
El hecho de que fuera el golpe en el bazo, por lo tanto, lleva a pensar que no es tan importante quién le lanza al agua como quién le atiza antes de caer al río, extremo que no se observa en el vídeo que sirve de prueba principal ni en ninguna otra grabación ciudadana aportada a la causa.
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