La directiva del Deportivo Alavés se ha marcado como objetivo de cara a la presente temporada tratar de ayudar, dentro de lo que sea posible, a los seguidores albiazules que quieran viajar a ver los compromisos a domicilio de su equipo y lo hará mediante la negociación con los clubes cercanos de un precio de las entradas a sus respectivos estadios que no resulte desorbitado para los aficionados alavesistas, acostumbrados ya a lo largo de estas cuatro temporadas a pagar precios que han llegado a ser abusivos por el renombre y el prestigio que arrastra la entidad del Paseo de Cervantes. Para facilitar la presencia del mayor número de seguidores posible en los desplazamientos, la directiva tratará de negociar con el resto de clubes precios acordes con la categoría que no supongan un importante menoscabo para los viajeros alavesistas.
El primer episodio de este objetivo marcado por los rectores albiazules tuvo un final exitoso esta semana con la notable rebaja de las entradas de acceso a Ipurua. En un primer momento, la directiva del Eibar había marcado la visita del Alavés como medio día del club -los socios armeros tuvieron que pagar- y cifró el precio de las entradas en un fondo para la afición vitoriana en 25 euros, una cantidad que provocó el enfado y la llamada al boicot por parte de los aficionados, sobre todo los peñistas.
Desde las oficinas del Paseo de Cervantes se trasladó a los mandatarios del Eibar la necesidad de acordar un precio más asequible para las entradas que iban a enviar a Vitoria, llegando incluso a amenazar con la posibilidad de que desde el propio Alavés se propiciase un plante de los seguidores instándoles a no acudir a Ipurua si el coste inicial de 25 euros se mantenía.
Finalmente, y ante el riesgo de perder un importante ingreso por taquillaje, la sociedad armera se plegó a la petición alavesista y ambas directivas pactaron un precio de 18 euros para las entradas que ambas aficiones tendrían que abonar en la visita al terreno de juego rival. Eso sí, dicho precio solo se aplicaba a las ventas realizadas en Vitoria, ya que los seguidores albiazules que adquirieron su entrada en las taquillas del propio Ipurua tuvieron que desembolsar los susodichos 25 euros -con el correspondiente enfado trasladado al presidente, Avelino Fernández de Quincoces- que inicialmente había marcado el Eibar.
En total, el sábado se desplazaron hasta Eibar alrededor de trescientos aficionados alavesistas, lo que supuso para el club armero un ingreso en taquilla superior a los 5.000 euros -a los que hay que añadir el consumo en los bares del campo- y también una destacada inyección económica para el sector hostelero local, ya que gran parte de esos seguidores albiazules viajaron por la mañana para potear y comer en la localidad guipuzcoana antes del inicio del partido.
Conscientes los rectores del club vitoriano de este potencial de gasto que tiene una afición acostumbrada a moverse en masa -más aún con la cercanía que ofrece la Segunda División B-, el objetivo marcado es negociar en el futuro el precio de las entradas en los campos que se van a visitar para evitar que los seguidores alavesistas tengan que abonar precios desorbitados por entrar a los diversos estadios de la categoría, unos abusos a los que ya se ha enfrentado esta afición en los últimos años en repetidas ocasiones al ser El Glorioso prácticamente el único club del grupo con capacidad suficiente para movilizar un importante contingente de aficionados.
Precisamente, una de las cosas más destacadas del partido en Eibar fue la actitud de esos cerca de trescientos seguidores alavesistas que se desplazaron hasta tierras guipuzcoanas. Antes del inicio del partido, a las puertas de Ipurua, protagonizaron un recibimiento apoteósico al equipo, con ánimos, pancartas y bengalas encendidas mientras los jugadores bajaban del autobús.
Ya dentro del estadio, y más allá de algún incidente puntual, los aficionados albiazules le pusieron voz durante los noventa minutos al partido y, pese a lo dura de la derrota, en ningún momento dejaron de insuflar ánimos al equipo, que lo agradeció yendo a saludarles al final pese a la estocada recibida. En este sentido, tampoco faltó una pancarta de apoyo para Natxo González después de los problemas sufridos la semana pasada. De la misma manera, al final del choque los aficionados se fueron de nuevo a la puerta de los vestuarios a animar a unos alicaídos futbolistas que agradecieron ese apoyo antes de que todos emprendiesen el viaje de regreso a Vitoria.
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