El Juzgado de Instrucción número 4 de Santander aprecia indicios de presuntos delitos de desórdenes públicos y de lesiones con instrumento peligroso, y de una falta de injurias, por parte de tres aficionados del Racing, durante el asalto al palco de El Sardinero, producido el 8 de enero de 2014 en el partido de ida de los octavos de final de la Copa del Rey (1-1) ante el Almería. Una vez concluida la instrucción, el juez acuerda continuar la tramitación de las diligencias y que se dé traslado a la Fiscalía y al resto de partes, para que soliciten la apertura de juicio oral o el sobreseimiento.
El auto se refiere a la conducta de un grupo de personas, entre las que se encontraban esos tres aficionados, en la que se aprecian indicios delictivos. Según el juez, esos individuos actuaron «previamente convocados a través de las redes sociales» y «con intención de perturbar gravemente el orden».
El magistrado detalla que, sobre el minuto 15 del segundo tiempo, los tres aficionados protagonizaron diversos incidentes, «en unión de otras personas «que no han podido ser identificadas». El auto refleja que uno de esos seguidores «invadió la zona del palco, tras saltar la valla de separación entre las gradas norte y oeste, y lanzó una silla de color azul que impactó en un vigilante de seguridad». Ese vigilante tuvo lesiones por las que necesitó tratamiento médico, con un traumatismo craneal con herida en el cuero cabelludo, un esguince en un dedo de una mano, y dolores y roturas de pequeñas esquirlas en piezas dentales.
El auto relata que hubo otro aficionado que también invadió la zona del palco y que «hizo ademán de agredir a alguna de las autoridades que allí se encontraban», pero no consta que nadie resultara lesionado. Una de las personas no identificadas agredió al expresidente racinguista, Ángel Lavín, con una patada en la cabeza, pero no ha podido ser reconocida «porque llevaba una braga y capucha».
El informe explica que en la invasión también intervinieron personas que entraron en el palco por la zona de prensa, a las que tampoco se ha podido identificar y que «arrojaron ceniceros, diversas sillas, y una televisión» que se encontraba en esa zona. Además, a un tercer aficionado se le atribuyen insultos al entonces máximo dirigente del Racing.
«Criminalidad»
El juez considera que los hechos podrían ser constitutivos de un presunto delito de «lesiones con instrumento peligroso» y de otro por «desórdenes públicos» en el caso del primer aficionado, mientras que al segundo se le achaca un supuesto delito de «desórdenes públicos» y al tercero una falta de «injurias».
El magistrado concluye que hay «indicios racionales de criminalidad» contra estas personas, tras ver las imágenes de seguridad y estudiar el informe fisionómico realizado por la Policía Científica a petición del Juzgado. En el auto se precisa que ese informe «certifica inequívocamente» que dos de los aficionados a los que se achacan estas conductas fueron los autores de esos hechos. Se explica que se observa «perfectamente» a uno de los aficionados «lanzando la silla» que impactó en el vigilante y a otro «invadiendo el palco y acometiendo a las personas que allí se encontraban». Respecto al tercer aficionado, el auto recoge que fue Ángel Lavín quien le denunció por unos insultos.
El juez sobresee las actuaciones respecto a otros dos aficionados porque entiende que no se ha justificado su participación en lo sucedido. También acuerda el sobreseimiento respecto a las lesiones de Lavín y a los daños en el estadio «pues no consta la identidad de los autores» y han prescrito.
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