Hoy a las 20:30 horas, Deportivo y Atlético abren la jornada 10 del campeonato liguero, en un duelo marcado por la fatídica muerte —hace ahora 11 meses— de Francisco Javier Romero Taboada «Jimmy», tras una multitudinaria reyerta entre radicales de ambos equipos a escasos metros del Vicente Calderón. La alerta entre las filas encargadas de la garantizar la seguridad es total y prueba de ello es la decisión a última hora de la Comisión Antiviolencia de declarar el partido de alto riesgo.
Por el bando local, la Federación de Peñas ha citado a través de las redes sociales a los aficionados para realizar en los prolegómenos una ofrenda floral junto a la Torre de Marathón del estadio de Riazor. Además, una vez el balón esté en juego, se prevé que en torno al minuto 30 la parroquia blanquiazul rinda su particular homenaje al ultra gallego dentro del estadio.
En esta ocasión, la incertidumbre se centra en torno al Frente Atlético. A pesar de que no parece probable que puedan dejarse caer por La Coruña, la tensión estará latente hasta el inicio del encuentro. La presión policial y las nuevas medidas de seguridad acometidas por el club rojiblanco dificultan aún más cualquier desplazamiento que pudieran tener en mente llevar a cabo.
Sin embargo, en caso de producirse un viaje, no sería la primera vez que visitaran la ciudad norteña en la última década. Ni tampoco, la primera que revistiese de peligrosidad. En septiembre de 2005 el Frente Atlético se desplazó hasta Riazor y exhibió durante la segunda parte una pancarta con el lema «RB: sois la vergüenza del movimiento», en clara alusión a la disolución y posterior reaparición de los Blues a raíz del grave altercado que acabó con la muerte de Manuel Ríos, seguidor del Compostela.
Tres años más tarde, los ultras madrileños acudieron de nuevo a La Coruña con la intención de buscar un enfrentamiento, impedido solo por las Fuerzas de Seguridad a escasos metros de la zona de bares aledaña al estadio donde se reúnen habitualmente sus enemigos. Con estos antecedentes, hoy la consigna está clara: evitar que el Deportivo-Atlético sea algo más que un partido de fútbol, y, para ello, resultará vital que Frente Atlético y Riazor Blues estén a cientos de kilómetros de distancia.
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