La mañana era tranquila en Reina Mercedes, Sevilla, una avenida muy cercana al estadio Benito Villamarín. Ese domingo cuatro de octubre el Betis jugaba en Vallecas ante el Rayo y mientras radicales y seguidores del equipo andaluz se disponían a ver a su equipo en un bar regentado por seguidores del propio Betis, estos radicales y también clientes fueron agredidos por un grupo de seguidores ultras del Sevilla (pertenecientes a los Biris según la policía). En la reyerta se produjeron algunos heridos por golpes y contusiones, además de numerosos destrozos en el bar, pero la policía no pudo realizar detenciones. Sí las ha hecho ahora, cuando después de una investigación de la Brigada Provincial de Información se ha detenido a cinco ultras del Sevilla, de 30, 28, 22, 20 y 17 años de edad, que han sido puestos a disposición de la Justicia y de la Fiscalía de Menores. Se les acusa de un delito de lesiones y riña tumultuaria.
Lo grave del asunto es que después de esa reyerta del cuatro de octubre, con cinco detenidos ya, ultras del Sevilla y el Betis se volvieron a citar, hasta en tres ocasiones, para pegarse en distintas zonas de Sevilla. A esas citas, abortadas por la rápida intervención policial tras la denuncia de numerosos ciudadanos, acudieron los dos grupos de ultras con numerosas armas blancas, palos y bates de béisbol.
La policía ha puesto en marcha un dispositivo para prevenir y responder en el caso de que se produzcan nuevos incidentes entre seguidores ultras del Sevilla y del Betis. Además se han reforzado los controles de acceso a los estadios de ambos equipos, especialmente el lugar de entrada de los seguidores ultras. En este caso, la policía cuenta con la ayuda de los dos clubes de Sevilla. Sí ha llamado mucho la atención la virulencia de los enfrentamientos en el último mes entre los ultras de los dos equipos sevillanos.
En este sentido, la policía teme la llegada de los aficionados del Manchester City a Sevilla después de la agresión que radicales y aficionados del Sevilla sufrieron en la capital inglesa con motivo del partido de Liga de Campeones jugado en Inglaterra. El martes próximo es la vuelta y la policía, para evitar incidentes en una posible venganza, ha hecho público que los agresores en Manchester fueron ultras polacos del Slask Wroclaw y no ultras ingleses. Los ultras polacos, enemistados con los del Sevilla desde agosto de 2013 después de una eliminatoria de Liga Europa, viajaron hasta Manchester para agredir a los ultras del Sevilla. Acabaron pagándolo simples aficionados del conjunto andaluz.
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