"We believe" (Creemos). La pancarta desplegada por hinchas del Liverpool en White Hart Lane para arropar el debut de Jürgen Klopp fue un fiel reflejo del estado de la afición más entregada del mundo. El Liverpool del último lustro se ha anclado peligrosamente en la mediocridad y pide a gritos an acto de fe. Klopp ha llegado a la ciudad de los Beatles como el mesías llamado a apaciguar los ánimos de una parroquia compungida por la falta de rumbo de su equipo. A su favor, contará con la lealtad de una afición que no conoce la palabra reproche. La fe mueve montañas, pero la realidad actual de los red dista mucho de la potencia europea de los 70 y los 80.
Hizo falta un milagro como el de Estambul para reanimar a un club que en los últimos años no ha competido con las mismas armas que los grandes del continente. Ahogarse en la orilla de un título de la Premier hace un par de temporadas aniquiló las ilusiones de una grada que ha visto cómo el club se ha apeado de la élite continental y ha abierto una sangría de estrellas como Torres, Suárez o Sterling. Incluso Steve Gerrard se ahorró el doloroso trance de sumar el declive del equipo al suyo.
Los actuales gestores de la entidad, Fenway Sports Group (FSG), dueños de los Boston Red Sox de béisbol, trajeron la paz social hace cinco años después de la traumática experiencia dos 'cowboys' sin escrúpulos como Tom Hicks y George Gillet, que se llevaron por delante el legado de Rafa Benítez. Pero la gestión deportiva todavía deja que desear. La era de Brendan Rodgers ha dejado un desperdicio de fichajes mal cuajados -el más significativo, Balotelli- y una falta de identidad futbolística por el instinto camaleónico del técnico norirlandés.Klopp lo tiene claro: trasladar al Liverpool su fútbol demoledor de presión alta y transiciones rápidas.
La cuestión es saber si Benteke, Sturridge o Firmino pueden emular el éxito de Lewandowski, Götze, Reus y compañía. De entrada, apenas ha ganado la batalla mediática en un país más obsesionado por la personalidad que por el buen hacer de los entrenadores. Los planos del alemán en la retransmisión de su estreno contra el Tottenham parecían más un documental en su homenaje que un partido. Cuándo le preguntaron en rueda de prensa al entrenador de los Spurs, Mauricio Pochettino, si pensaba dar algún consejo a Klopp, contestó con retranca: "No, no. Es más mayor que yo y tiene más experiencia. Escucharé y aprenderé". Respuesta de un técnico que fue nombrado el mejor de la Premier en septiembre pero huye de los focos.
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