El Real Madrid ha dado un paso más en la firme idea de eliminar la presencia de seguidores violentos en sus partidos, ya sea en el Bernabéu o a domicilio. Tras expulsar a los Ultras Sur la pasada temporada del estadio, intenta ahora evitar también que acompañen al equipo en los desplazamientos. Para ello ha cambiado el sistema de venta de entradas que el club tenía para los encuentros que jugaba como visitante, donde en muchas ocasiones los socios adjudicatarios de las localidades terminaban vendiéndolas a reventas profesionales.
Una vez en sus manos, cualquiera podía hacerse con ellas. También los hinchas peligrosos. De esta forma, miembros de Ultras Sur han aparecido en algunos de los viajes que el Real Madrid ha realizado este año. El último fue a Malmoe, hace 15 días, en la Champions, aunque entonces volaron sin tickets en el bolsillo, con la intención de conseguirlos en Suecia. Pero en vez de en el campo de fútbol, la tarde la pasaron en comisaría tras protagonizar serios incidentes en el centro de la ciudad, en peleas con aficionados locales.
Más de 20 ultras madridistas fueron detenidos antes del partido y uno de ellos acabó en el hospital. La siguiente cita del equipo blanco como visitante será en París, donde le espera el PSG la próxima semana (miércoles 21). A partir de ahora, el club estrenará el nuevo método de reparto de entradas, que obligará al socio que las haya adquirido a presentarse personalmente en el destino.
Allí, en un punto designado (un hotel o en las inmediaciones del estadio), se le entregará la localidad nominativa y se le colocará una pulsera intransferible que será necesario enseñar en los tornos del campo, donde se volverá a comprobar su identidad. Sólo él podrá acceder. Con este sistema, el Real Madrid también pretende eliminar el negocio de los reventas en las finales, cuando muchos socios revendían a precios astronómicos las entradas que les habían tocado por sorteo.
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